Marc Parrot y Eva Armisén en plena función de ‘Todos a la mesa’
(Llegeix aquí la versió en català)
A menudo los mejores planes son los que no han sido programados. Vas a un lugar sin demasiadas expectativas, para pasar la tarde, y acabas metido de lleno en una fiesta popular en la calle. Esto es lo que me ha pasado esta tarde de sábado.
El viernes mi hijo Albert trajo del cole un papelito en el que se informaba del nuevo espectáculo del ciclo Rialles (una iniciativa muy interesante para acercar el arte y la cultura al ámbito familiar) que acogería el Casino de Caldes de Montbui: ‘Todos a la mesa’, de Marc Parrot y Eva Armisén. Debo confesar que no tenía ni idea de qué se trataba. Conozco a Marc Parrot, un músico que se hizo muy famoso en España gracias a su alter ego, el Chaval de la Peca, y que después de saborear el éxito comercial ha sabido continuar trabajando con ingenio en lo que le gusta, sin hacer ruido, buscando propuestas originales y honestas.
Así pues, imaginaba que la cosa tendría que ver con la música. Como Albert y yo estaríamos solos pensé que sería una buena forma de pasar la tarde festiva, y hacia allá fuimos. A Eva Armisén no la conocía o, como mínimo, no era consciente de ello. Al verla dibujar (porque resulta que es ilustradora) sí he reconocido el estilo con que crea sus personajes. Buscando por Internet me he dado cuenta de que es toda una celebridad en varios países asiáticos, como Hong Kong y, sobre todo, Korea, donde vende muchísimos libros.
Eva Armisén y Marc Parrot Foto: http://www.uaala.santcugat.cat
Ya habréis averiguado que el espectáculo combinaba música e ilustración. Resulta que ‘Todos a la mesa’ es un libro/cuento donde conviven en perfecta simbiosis las creaciones de Eva y los textos del Marc, que nos cuentan las aventuras gastronómicas de personajes que todos conocemos en la vida real, como son el tiquismiquis, que siempre pone objeciones a la comida; la lima, que se lo come todo y más; el explorador, ansioso por probar nuevos sabores; la dulce, que vive a base de sobredosis de cualquier cosa que vaya bien llena de azúcar; el gourmet, que una vez pruebe jamón del bueno ya no pretendas que lo coma de bodega; y los rápidos, amantes de frankfurts, pizzas, hamburguesas y, en general, alimentos que más que comerse se tragan. Textos que son en realidad letras de canciones que se incluyen en un CD con el libro.
Esta pareja de artistas ha ido un paso más allá y ha hecho una adaptación del cuento para disfrutarlo en vivo, de manera que mientras Marc Parrot interpreta las canciones, muy divertidas e ingeniosas, tanto para los niños como para los adultos, Eva Armisén va dibujando los personajes que las protagonizan. El resultado es un espectáculo delicioso, recomendable para todo el mundo.
Buena elección, pues, como plan para la tarde del sábado. Pero es que al salir nos hemos encontrado de lleno en medio de una celebración: el 150 aniversario del Casino de Caldes, la casa de la cultura y de la fiesta de este pueblo que me tiene enamorado desde que lo descubrimos hace apenas dos años.
Albert observa atentamente a los Bastoners de Caldes
Había organizado un pasacalle, con la charanga Sarau, de Cornellà , llevando la voz cantante; con castellers y sardanas, los Bastoners de Caldes, que nos han dejado boquiabiertos con su habilidad para bailar y saltar al ritmo de la música mientras hacían picar los bastones propios con los de los compañeros, y los Diablos de Caldes, que acompañaban a golpe de tambor y con el tridente encendido al personaje que despierta la fascinación de los niños del municipio: la godra, quimera mezcla de león, murciélago y serpiente.
La godra y el fuego
En definitiva, que hemos acabado dando un buen paseo acompañando al desfile. Ha sido muy divertido (sobre todo para mi hijo, que se ha encontrado con varios amigos de la escuela) y también gratificante por el hecho de sentirme parte de la cultura y las tradiciones de este pueblo que tan bien me ha acogido.
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