Revista Arquitectura

Playscapes: Espacios urbanos del siglo XXI

Por Pallares

Playscape reúne los conceptos en idioma inglés de “Playful landscape”, algo así como “Paisajes para el juego” y se usa para definir áreas que estimulan la interacción y el disfrute social mediante el buen diseño urbano.

Es un hecho comprobado que mediante el buen diseño y planificación calificada puede lograrse convertir áreas otrora poco transitadas, deprimidas o poco valorizadas, en espacios estimulantes , vibrantes y de intercambio social que sumados por multiplicación hacen diferencias en la percepción de las ciudades para locales y visitantes.

Hay miles de ejemplos a nivel global, desde pequeñas intervenciones a otras de gran escala que son un deleite, especialmente aquellas que incorporan arte, interactivas o cambiantes según el uso de los visitantes. Todos tendremos en nuestra memoria algun lugar que nos ha llamado la atención si se tiene la oportunidad de viajar.

En Uruguay el tema parques y espacios públicos de congregación social son un debe en cuanto a actualizaciones contemporáneas que centran al usuario en el eje de su equipamiento y planificacion. La mayoría de los parques urbanos y plazas son producto de planificaciones realizadas en el correr del siglo pasado, cuya concepción, trazado y equipamiento eran adecuados para ese entonces pero poco trascendentes 100 años despúes.

En 1891, a pedido del gobierno municipal, el paisajista Édouard André presentó el “Plan de embellecimiento y ensanche de Montevideo” con el objetivo de que la ciudad creciera de forma planificada y con estos espacios verdes. Había una visión de largo plazo, que de hecho cruzó todo el siglo XX pero ya es hora de otras iniciativas igualmente ambiciosas que actualicen las posibilidades de la ciudad.

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Puede tomarse como ejemplo la Rambla, ese espacio integrado en teoría a la lista de bienes patrimoniales de la ciudad pero que en la práctica más allá de sus virtudes paisajísticas tiene muy poca atención en cuanto a equipamiento que permita actividades a largo plazo. No hay servicios gastronómicos de calidad con espacios de estar que permitan un disfrute más allá de sentarse a tomar el mate en un muro. Sin ellos la Rambla se convierte en un lugar de paso pero no en un activo disfrutable de la ciudad. En ella además hay puntos estratégicos totalmente desaprovechados como el Museo Oceanográfico, Punta Brava de Punta Carretas o paradores de concesión municipal con nulo esmero de atracción de público a sus instalaciones, restando potencialidades que siempre admiramos en otras ciudades pero nunca se concretan en la nuestra. En general los parques o plazas tienen asientos de diseño estándard y ubicaciones fijas que evitan interacción cómoda de más de tres personas, falta de servicios gastronómicos o higiénicos prolijos y de calidad, casi nula inclusión de arte, equipamiento apto para niños, instalaciones efimeras que aporten dinamismo o renueven público, falta de iluminación y seguridad son algunos de los problemas que se repiten salvando excepciones.
La reconversión que requiere Montevideo llega con varios años de retraso con respecto a lo que se ve en otras latitudes, si bien es un proceso que tarde o tempranos han debido asumir las ciudades y todas parten de una evolución en los conceptos y funciones que cumplen los parques y plazas en las ciudades a través de los años.

Tradicionalmente se le ha atribuido a los espacios públicos el valor de mejorar la calidad de vida urbana de usuarios y residentes pero con el correr de los años, ese concepto ha variado diametralmente. En sus orígenes, la mayoría de los parques urbanos fueron concebidos urbi et orbi como consecuencia de políticas higienistas que imperaban en épocas de crecimientos de cascos urbanos. Es así que su función era meramente de pulmón verde como interrupción al crecimiento acelerado del tejido urbano.

Avanzado el siglo XX la conciencia ecológica derivada del uso excesivo de automóviles generó la peatonalización de varias calles comerciales, sumado a un concepto más social, centrado en el peatón y no en el automovilista, pensados para el descanso, el paseo, el deporte, el recreo y el entretenimiento en sus horas de ocio. Organizaciones y profesionales activos en la materia como Jan Gehl o quienes fomentan los pocket parks, (Parques de bolsillo), ciudades como Barcelona que en los años ´80 fueron pioneras en temas de diseño de espacios públicos sembraron la semilla que hoy día es moneda común para (casi) cualquier ciudad que intente posicionarse y aportar calidad de vida para sus propios habitantes y quienes la visitan.

Otras causas que hacen necesaria la planifiación de parques en forma actualizada es la construcción de imágen de ciudad asociada al turismo. Cuando viajamos lo que nos llama la atención es usualmente la calidad de los espacios públicos de los lugares que visitamos. Podrá si un shopping ser memorable eventualmente para algunos pero la realidad es que son las plazas, calles peatonales, parques o barrios los que aportan a la memoria de quien nos visita.

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El mundo experimenta un proceso de acelerada urbanización y el prestar atención a este tipo de problemáticas hará una diferencia en el tipo de ciudad que se construya y obtenga a futuro.
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A través del diseño se puede lograr un cambio cualitativo significativo en los espacios públicos de áreas urbanas, que aunque no contribuya directamente a solucionar problemas estructurales de pobreza y desigualdad, sí puede ayudar a mejorar y equilibrar las condiciones de vida de la población.
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Los espacios para chicos parecen también omitirse de planificaciones urbanas. Los existentes caen en el vicio de poco mantenimiento con peligros de superficies peligrosas, o de ser estructuras muy acotadas para la estimulación, cuando existen formas de diseñarlos convertirlos en lugares estimulantes, incluisvos y atractivos no solo para chicos sino para grandes también.

El arte en esta instancia ha sido responsable de algunos de los espacios más estimulantes a nivel urbano. Es así que la evolución del concepto de instalaciones interactivas edntro de museos ha migrado extramuros instalándose en edificios públicos, parques o plazas para disfrute de todos.

Artistas como el brasilero Ernesto Neto que trabaja con textiles suspendidos a gran escala, el argentino Tomás Saraceno conocido por esculturas de gran impacto que reúnen arte, ingeniería y arquitectura, la japonesa Toshiko Hooriuchi Mcadam con instalaciones tejidas tipo crochet como patio de juegos para niños y adultos o el colectivo “Numen for use” han generado instalaciones sorprendentes e interactivas que han salido de los museos para probarse con éxito en espacios públicos.

Más recientemente, el artista Carsten Holler ha colocado sus toboganes en edificios de uso público como el Aventura Mall en Miami y otros alrededor del mundo que han sido probados por niños y adultos.

Cada año en los bosques de Nikola-Lenivets en Rusia, se lleva a cabo el festival Archstoyanie, una especie de festival creativo que proporciona a sus participantes la oportunidad de diseñar y construir algo que no sería posible en un contexto urbano, como por ejemplo este trampolín de 170 pies de largo diseñado por la compañía Salto Architects

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En Chicago, el Millenium Park ha invertido en la creación de nuevas formas de ecreación urbana integradas al arte y la arquitectura. Parques lineales, pistas de skate, instalaciones artísticas, anfiteatros y muchas otras posibilidades aptas para todas las edades son un punto alto en la vivencia.

En Vassiviere, Francia OTRO es una pista de Skate del diseñador coreano Koo Jeong con una terminación fosforescente para usarla de noche.

La revista Surface magazine hizo una encuesta entre estudios para saber su visión del playground en el siglo XXI y muchos dieron su versión, que incluyen desde espacios suspendidos, cambiantes en configuraciones, aptos para adultos y niños, muchas veces diseñándolos en conjunto con los usuarios potenciales.

Por su parte la firma interacional de cowork “We Work” ha iniciado una división para niños llamada “We grow” que intenta fomentar los espacios estimulantes y creativos desde chicos para facilitar el desarrollo de mentes emprendedoras, para la cual Bjarke Ingels ha diseñado espacios de interacción, exploración y juego.

Pero uno de los pioneros en esta área fue Isamu Noguchi, quien en 1934 visitó a Robert Moses al enterarse que el comisionado de parques de New York instalaría áreas de niños a lo largo de la ciudad. Su propuesta inicialmente para el espacio de las Naciones Unidas sobre el East River era radical. Parecía un cuadro de Kandinsky en 3D. Ningún artista en America diseñaba patios de juego como estos.

Playscapes: Espacios urbanos del siglo XXI

Montevideo tiene por lo anterior la oportunidad de reformularse como ciudad, y como comunidad a través de sus espacios públicos, y el desafío de lograr una visión y ejecución que permitan una renovación acorde a nuestros tiempos y tendencias. Valores como la inclusión social, la bienvenida a los inmigrantes o turistas, la interacción transversal, la percepción de la ciudad se visibilizan cuando este tipo de espacios son capaces de albergar actividades y personas con calidad de vida para su tiempo libre. Una buena política de distribución, diseño y gestión de parques puede generar dinámicas sociales positivas.

Los espacios públicos son el espejo de la ciudad que los alberga y el cuidado con que se muestren habla de la forma en que la ciudad hace que sus residentes o visitantes son bienvenidos en los ámbitos donde pueden interactuar. Los parques concebidos meramente como pulmones verdes quedaron en el pasado, y el diseño y planificación de los mismos son herramientas subvaloradas incluso como manejo de conductas sociales. Ciudades como Medellín se ha servido de ellos para modificar realidades que afectaban negativamente el atractivo de la ciudad hacia la industria turística y ha incluído a la ciudadanía en su diseño en cuanto a necesidades, generando espacios que lejos de ser vacíos urbanos son ámbitos de encuentro social. Nueva York los ha concebido como ejes o puntos revitalizadores de áreas, mientras que San Pablo planifica muchos de ellos como circuitos de actividades culturales. En Miami sirven como extensión de nuevos edificios o museos que se integran al circuito costero con vistas a los canales y las plazas sirven de asiento a instalaciones artísticas promovidas inicialmente por el evento anual Art Basel pero ya normalizados en la agenda urbana.
Se ha comprobado que quienes viven cerca de parques de gestión y diseño exitosos tienden a tener una mejor percepción de la policía y alcaldías, lo cual hasta políticamente es una herramienta de beneficio mutuo poco apreciada.

Muchos de los ejemplos previos más allá de escalas o inversiones hablan de una preocupación por el usuario, por los detalles que hacen a la experiencia de cada espacio, aún en la suma de intervenciones pequeñas que no abunda en nuestra ciudad. Va siendo hora de repensarla de cara a los próximos 100 años y honrar la audacia de nuestros antepasados.

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