Las oficinas no proveen la suficiente luz para que el cerebro funcione de manera activa. La persona empieza a sentir somnolencia, cansancio, toma más café y quiere descansar.
Un equipo de investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, Suiza, realizó un experimento con 29 jóvenes. Los especialistas les colocaron sensores para registrar el pulso, la presión y la velocidad de movimientos.
Una parte de ellos estuvo en una habitación con entre 1000 y 2000 lux (medida de intensidad luminosa), lo que equivale a la iluminación natural. Otro grupo estuvo dentro de un cuarto sin ventanas, con luz eléctrica cuya intensidad era de 170 lux, es decir la iluminación estándar de una oficina. Recomiendo leer el articulo (Los espermatozoides necesitan un GPS)
Además del registro de actividades físicas, los investigadores les tomaron pruebas de saliva para determinar el nivel hormonal y les pidieron describir sus sensaciones. Los voluntarios también fueron sometidos a test de memoria. Durante todo el experimento se cambió la iluminación, ya sea aumentándola o reduciéndola.
Así se descubrio que las personas de la habitación con luz natural eran más rápidas, activas y trabajaban mejor, mientras que las de la “oficina” estuvieron amodorrados, pasivos y trabajaban lentamente y con menos eficiencia. Antes del experimento, el estado de salud de todos los participantes era similar y todos habían dormido bastante. El estudio fue publicado en la revista Behavioral Neuroscience.
Los autores de la investigación creen que demuestra la conexión directa entre el nivel de la luz en una habitación y la productividad laboral de las personas. Así, si lo que se busca es eficiencia y productividad en el trabajo, hay que tener oficinas bien iluminadas y con ventanas amplias.
Foto cortesia de www.google.com
Noticia Fuente: www.actualidad.rt.com