Quién afirma esto es el Dr. Viktor Mayer-Schönberger, profesor del Internet Institute de la Universidad de Oxford, especialista en asuntos relativos a la privacidad en internet y autor de “Delete: The Virtue of Forgetting in the Digital Age”, entre otros trabajos que han servido como disparador y fundamento de nuestra campaña “Reinventando el olvido en internet”.
El especialista se refirió al tema en un artículo de su autoría publicado ayer en el periódico The Guardian, a propósito del respaldo por parte del Tribunal de Justicia de la Unión Europea al llamado “derecho al olvido”. El órgano comunitario dictaminó que los motores de búsqueda como Google deben retirar los enlaces publicados en el pasado si se comprueba que ellos perjudican a un ciudadano y ya no son ya pertinentes.
El caso que originó el dictamen fue presentado por un ciudadano español, Mario Costeja González, quien recurrió al Tribunal luego de fracasar en las instancias inferiores con su reclamo: el buscador seguía indexando un viejo anuncio sobre una subasta de bienes que le fueron embargados por una deuda con la Seguridad Social, varios años después de resuelta la cuestión.
La Corte con sede en Luxemburgo estableció en un comunicado que, “si a raíz de la solicitud de la persona afectada se comprueba que la inclusión de esos enlaces en la lista es incompatible actualmente con la directiva (de protección de datos personales), la información y los enlaces que figuran en la lista deben eliminarse”.
Al respecto, el Dr. Mayer-Schönberger asegura que es poco lo que va a cambiar con esta ley, y que no representa un ‘derecho al olvido’ así como tampoco el fin de Google. “Millones de solicitudes de eliminación por violaciones de derechos de autor son presentadas, por lo que unos pocos individuos insistentes no harán diferencia”, afirma.
El especialista atribuye sus reservas al hecho de que las personas no pueden simplemente solicitar que los enlaces sean borrados y esperar que Google cumpla con ello. El Tribunal exige en cada caso un equilibrio entre todos los derechos implicados en la solicitud, incluido el derecho del público a tener acceso a la información. Esto limitaría la aplicación de la norma a un pequeño número de casos, aquellos en los que la información que se desea borrar sea tanto irrefutable como irrelevante. Y en los que además los afectados estén dispuestos a la demanda de costos y tiempo que requiere tal acción.
Y afirma: “Esto puede ser reconfortante para la industria de Internet, pero lamentablemente no resuelve el desafío integral acerca del recuerdo digital que enfrentamos. A lo largo de la historia humana el olvido ha sido fácil para los seres humanos, y difícil recordar. Eso nos ayudó a aceptar que las personas evolucionan y cambian, y que la persona que éramos hace muchos años no es la misma persona que somos hoy. Con la memoria digital, el acceso global y la fácil recuperación de información a través de motores de búsqueda como Google, esencialmente hemos desecho el olvido. El pasado ha empezado a seguirnos, y todas nuestras acciones están siendo recordadas. Pero no se trata sólo de que nos encontremos en la camisa de fuerza del pasado, de la que no podemos deshacernos. Cuando alguien googlea obtiene un mosaico de información que se extiende a décadas de nuestra existencia, una imagen creada que es a la vez incompleta y sin tiempo”.
El Dr. Mayer-Schönberger cierra su artículo con una sentencia que invita a la reflexión: “Como los psicólogos nos recuerdan, el olvido también está íntimamente ligado al perdón. Si ya no podemos olvidar, podemos convertirnos en una sociedad que no perdona”.
Fuentes:
- Periódico The Guardian (RU)
- BBC Mundo
- Imagen: deminuto.com