Revista Opinión

Políticos españoles extraviados, sin brújula y causando estragos

Publicado el 17 noviembre 2014 por Franky
Políticos españoles extraviados, sin brújula y causando estragos Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Cayo Lara, Artur Mas y muchos otros altos dirigentes de la política española:

Tenéis una caradura imponente y estáis llenos de ignominia hasta la coronilla. Todos sabéis que el Estado que habéis construido es indecente y tan grande que no hay quien lo financie, pero como os sirve para colocar amigos y familiares, preferís meter la mano en el bolsillo del ciudadano, atribulándolo con impuestos injustos, antes de eliminar esos gobiernos, parlamentos, diputaciones y demás instituciones ociosas y superfluas.

Como consecuencia de vuestros errores, corrupciones y desprecios a la justicia, a la democracia y a los ciudadanos, habéis traicionado la confianza y la ilusión de los españoles, habéis arruinado el sistema y lo estáis echando en manos de unos políticos nuevos que no sabemos si son hijos de la libertad, como muchos creen, o del totalitarismo, como otros dicen.

Habéis perdido el norte y andáis sin brújula por la nación y sus problemas, confundidos, perdidos, enfrascados en vuestras indecentes peleas, mas preocupados por cobrar impuestos que por acabar con la miseria y el abandono de millones de pobres, mas interesados en mantener el poder que en conservar la decencia y los valores. Ignoráis que el mayor problema de España es que su clase dirigente no vale un solo euro. Es ausente, ineficiente, corrupta, insensible y está tan desprestigiada y desautorizada que los ciudadanos ya no la quieren ni respetan, mientras cada día aprenden a odiarla y a maquinar su venganza en las urnas.

Ustedes se han acostumbrado a no rendir cuentas a los ciudadanos, que son vuestros jefes, y a cobrar sueldos y privilegios sin ser eficientes, ofreciendo al pueblo solo una infecta cosecha de fracasos y de errores, que van desde la pobreza que avanza a la desintegración de España, desde la desprotección de los mas débiles a la tristeza y miseria de los desempleados, desde la muerte de la esperanza hasta la pérdida de la ilusión y del orgullo de sentirse españoles. España se hunde mientras ustedes piden dinero como locos a los mercados y se niegan a compartir sacrificios con los ciudadanos. Ni siquiera sois capaces de ser austeros, ni de renunciar a privilegios por decencia y vergüenza.

Los grandes partidos políticos españoles están tan podridos que con una mano hacen alarde de democracia y de Estado de Derecho y con la otra sellan pactos inconfesables con los independentistas y con grandes empresas, de manera hipócrita y de espaldas a una ciudadanía que, en teoría, sólo en teoría, es la "Soberana" de un sistema político que en realidad la desprecia, repudia y margina.

Es cierto que existe en España una sociedad indiferente y resignada que contempla con "normalidad" vuestras trampas, suciedades y fechorías, pero no todos formamos parte de ese océano de cobardes.

A pesar de vuestros esfuerzos, los gobiernos españoles no podrán silenciar a los que hemos descubierto su juego miserable, basado en el engaño, la confusión y en una planificación minuciosa para que los españoles nos parezcamos cada vez mas a un rebaño torpe y atemorizado que a una sociedad de hombres y mujeres libres, pensantes y dotados para el autogobierno. Nuestro deber, como ciudadanos demócratas, es denunciar y luchar para que el liderazgo sea decente, para que nuestros políticos dejen de ser impunes y respondan de los daños y estragos que causan a la nación y a sus ciudadanos y para que nuestro país disfrute de una democracia, real, no de esta dictadura camuflada de partidos, carente de controles, contrapesos, garantías y valores.

Tienen ustedes que responder ante la Justicia, aunque la Justicia actual, politizada y sometida, se esconda a la hora de juzgar a los grandes capos, de la impunidad, de la corrupción, de la injusticia, del cobro de impuestos injustos, del despilfarro brutal que hacéis, del endeudamiento suicida que habéis impuesto, del saqueo de las arcas públicas que habéis protagonizado o permitido, de las múltiples estafas al ciudadano, del cierre de cientos de miles de empresas, asfixiadas por burocracia, impuestos y deudas publicas impagadas, de haber construido una sociedad sin valores, de habernos impuesto un Estado incosteable, tan preñado de funcionarios innecesarios y de políticos enchufados que resulta ridículo, ofensivo y mundialmente conocido por su injusticia esperpéntica. También habrá que responder de las mentiras institucionalizadas, del incumplimiento de las promesas electorales, de la compra de votos para seguir gobernando, del mal uso que hacéis del dinero público, de la arbitrariedad que domina el ámbito de la contratación pública, de la injusticia reinante en los contratos y subvenciones, del enriquecimiento ilícito de miles de políticos que están escondidos y protegidos en vuestros partidos y de otros muchos dramas y fechorías, muchas de ellas todavía desconocidas por la opinión pública, todas ellas capaces de avergonzar a cualquier ciudadano decente de este planeta.

No habéis conseguido que todos seamos cobardes y que nos sintamos como ganado torpe y confundido. Algunos estamos dispuestos a luchar para desenmascarar los abusos y las muchas canalladas que se esconden en partidos políticos tan infectados que tal vez ya no tengan cura porque se han acostumbrado a traspasar las dos mas sucias líneas rojas de la política: la de anteponer los propios intereses al bien común y la de violar las leyes amparados en la impunidad.

No podemos permanecer indiferentes ante tanto abuso y tanta suciedad. Nuestro deber de ciudadanos es desenterrar el hacha de guerra y luchar contra los corruptos allí donde practiquen fechorías y abusen del poder que el pueblo, engañado y manipulado, les ha delegado. Esa lucha, desigual porque ustedes tienen todo el poder y los recursos del Estado, incluyendo el control de la violencia, las leyes, las instituciones y el dinero público, no va a cesar hasta que logremos sentirnos a gusto con nuestro país y con nuestra clase dirigente. Hoy sentimos asco ante vuestro comportamiento y no pararemos de luchar hasta que sintamos orgullo y satisfacción.



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