Pollo hindú con pistachos en salsa de mandarina y coco es nuestra receta de hoy. Otra manera de cocinar esta popular carne, de alto valor nutricional
Por: Carmen Rodríguez.El pollo (gallus domesticus) es la gallina o el gallo jóvenes sacrificado entre la 5 y la 16 semana de vida.
Su carne blanca o amarillenta dependiendo del tipo de alimentación (industrial o de corral) se considera magra y proporciona proteínas de alta calidad (aminoácidos esenciales como la lisina, treonina, metionina o cisteína) y vitaminas y minerales importantes.Desde el punto de vista nutricional 100gr de pollo, contiene unas 167Kcal de las cuales, 3gr son grasas principalmente monoinsaturadas (la pechuga magra) que variará en función de la alimentación del animal, la raza del mismo y si lo cocinamos con o sin piel. Lo que la hace particularmente interesante en estrategias nutricionales para el control del sobrepeso y por su digestibilidad, apropiada para la dieta de niños y ancianos.
En cualquier caso no contiene grasas trans, que se han relacionado directamente con la aparición de enfermedades cardiovasculares, suponiendo una fuente apreciable de hierro (0,7mg), zinc de alta biodisponibilidad y vitaminas del grupo B.La popularidad de este producto viene dada principalmente por su precio: La producción de aves de corral es relativamente barata y la mas factible incluso en los países en vías de desarrollo con problemas de déficit nutricional proteíco en su población. De hecho y según datos de la FAOSTAT (Food and Agriculture Organization of the United Nations) es la fuente de proteínas animal que mayor previsión de crecimiento anual tiene.Además el consumo de la tierna carne de pollo no constituye ningún tabú cultural ni religioso en todo el mundo.Por todas estas ventajas, hemos elegido esta producto para elaborar una receta algo mas calórica pero mucho mas sabrosa que la anodina pechuga de pollo a la plancha. Comenzamos:
Ingredientes (para 4 personas)
- 4 filetes de contramuslo de pollo (limpios de grasa)
- Un bote de leche de coco (200ml)
- El zumo de tres mandarinas
- Harina de cacahuetes fritos (opcional y sustituible por harina de maiz)
- Especias secas molidas: curry, cúrcuma, pimentón dulce, comino, nuez moscada, jengibre, cebolla, ajo, pimienta negra y sin moler: Anises en grano y dos o tres cayenas guindillas secas
- Pistachos pelados (para adornar)
- sal
- AOVE
Elaboración
- En un cuenco se pone una cucharadita colmada de curry, cúrcuma, pimentón, cebolla, ajo, media de comino, nuez moscada, jengibre y unos 8 granos de anís. Se mezclan con 3/4 partes de la leche de coco formando una pasta colorida y después de salpimentar los filetes, se untan generosamente en la pasta anterior y en un recipiente tapado se deja macerar unas horas en el frigorifico.
- Se reserva la leche de coco sobrante para la salsa.
- Transcurrido el tiempo se saca la carne de la nevera para que se atempere y se pone al fuego una sartén plana con un chorro generoso de AOVE. Cuando esté bien caliente se frien los filetes uno a uno lo justo para que queden dorados por fuera, se van sacando y se reservan en un plato.
- En esa misma sartén y donde habrán quedado los restos del macerado y el jugo que ha soltado la carne, se vierte el resto de la leche de coco y el zumo de las tres mandarinas (para darle un punto ácido suave y también para mejorar la absorción del hierro de la carne con la vitamina C presente en todos los cítricos) dejando cocer a fuego bajo y removiendo con cucharón de palo lo que será el fondo de nuestra salsa.
- Se añade a la misma, la harina de cacahuete frito (es para espesar la salsa y darle un sabor mas exótico, se consigue moliendo un puñado de cacahuetes en un molinillo de café, pero se puede sustituir por harina de maíz diluida previamente en agua fría ) y si la mezcla queda demasiado espesa se puede aligerar con medio vaso de agua templada. Se echan las cayenas secas, el número dependiendo del gusto por el picante que tenga cada uno, se deja cocer unos minutos a fuego lento, rectificando de sal y especias. Se cuela y se reseva.
- En una olla baja o tartera se disponen los filetes, se vierte la salsa colada y se deja cocer para que la carne se termine de hacer por dentro.
- Se sirven calientes, regados con bien de salsa y con unos pistachos machacados por lo alto que le dan el contrapunto crujiente.
Nosotros los comimos acompañados de una ensalada verde de brotes variados, pero no le iría nada mal una guarnición de arroz negro integral o basmati.
Como la salsa se come con pan, decidimos cocer unos redondos de harina integral de centeno y trigo, a los que habíamos añadido una cucharita de jengibre en polvo y algo de cúrcuma y que casaba a la perfección con el sabor del pollo: La idea no es nuestra sino de dos blogueros amigos de la montaña, la naturaleza y la comida sana hecha en casa: Isabel Cáceres y Franeto Mountain que desde su blog caminos & caños nos tientan todos los días con sus maravillosas rutas y a nosotros con sus buenas sugerencias sobre nutrición y cocina.
Hasta pronto: Salud y Kilómetros!