Si quieres dejar algún hábito que no te guste, es necesario evitar la tentación durante un tiempo. Pero la fuerza de la voluntad por sí sola muchas veces no es suficiente. Si consigues encontrar la razón de este hábito, será más fácil que consigas cambiarlo. También puedes inspirarte en las otras soluciones de esta serie.
La cruda realidad: La felicidad no se vende en botes de cosmética
Para poder apreciar toda la gama de productos, lo organizamos todo encima de la mesa del comedor. Laura me contó que no era la primera vez que intentaba poner orden en esta parte de la casa, pero que sin querer siempre acababa llenando el espacio nuevamente. No se podía explicar por qué compraba tanto.
El primer paso era tirar todos aquellos productos que estaban abiertos hacia más de 6 o 12 meses (la cosmética muchas veces no lleva fecha de caducidad). Laura recordaba casi todas las fechas de compras. Y aunque no sabía “por qué” compraba tanto (y lo utilizaba tan solo una vez), sí que me explicaba “en qué situación” había comprado cada producto: un viaje de negocios de su marido, la vuelta de un viaje con las amigas, o cuando su hija se fue al curso de inglés a Londres. Todas las compras predecían al reencuentro con su marido.
Observando un bote de polvo de perlas de Japón le volvía a plantear la pregunta que ella misma se hacía: Si no sabes el por qué de tus compras, cómo sabes lo que quieres conseguir con los productos? “Que mi marido me vea más atractiva.” Resultaba que aquél almacén de belleza era simplemente la representación un deseo de Laura: que su marido la vuelva a ver como su mujer en vez de solo como a la madre de su hija. El bombardeo de la publicidad había convencido a Laura de que la solución para su matrimonio era una piel más luminosa.
El sistema exterior: qué usas y qué te gusta?
Lo que nos rodea tiene un efecto directo sobre nuestro bienestar y nuestra seguridad. Laura tendría que buscar ayuda profesional para su matrimonio, pero yo podía ayudarla a rodearse con un ambiente sereno que le diera suficiente seguridad como para no correr atrás de cada nuevo producto: decidimos reducir el espacio disponible para sus productos, escoger exactamente lo que quería utilizar próximamente y guardar el resto como reserva.
Rellenamos las dos estantería inferiores (despojadas por la cosmética caducada) con toallas. Además escogimos una caja para la estantería superior que serviría para los botes que todavía no estaban abiertos. Solo los productos de uso diario o semanal tenían derecho de estar en la estantería principal de Laura. Para cubrir el espacio sobrante, Laura añadió un porta-pañuelos al lado de la cosmética. Así tendría menos espacio para volver a acumular cosas.
La pregunta mágica: ¿para qué?
Laura se dio cuenta de que compraba para satisfacer una necesidad que tenía en su matrimonio. Organizar sus productos de belleza no era la solución, pero sí un primer paso en la dirección correcta. Nadie acumula pertenencias por el mero placer de acumular. Si consigues descubrir la motivación que hay detrás de tus compras, podrás decidir a consciencia qué hacer con este sueño o este recuerdo. Recuerda que la publicidad no busca necesariamente tu felicidad, aunque te lo prometa de cualquier forma. A lo mejor existe una solución más realista que la compra perpetua de productos. Poner en orden lo que ya tienes te puede ayudar a descubrir estos patrones
¿Tienes alguna tarea que te gustaría hacer, pero que por alguna razón se te escapa? ¿Cómo puedes cambiar el sistema de manera que vaya a tu favor?