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¿Por qué comemos tanto en Navidad?

Por Somospsico

¿Por qué comemos tanto en Navidad?En estas fechas de reencuentros, compras navideñas, luces y preparativos de todo tipo, ocurre un fenómeno bastante particular y a la vez interesante desde el punto de vista psicológico, el cual podría aceptar un análisis desde diversas perspectivas. Se trata de la gran cantidad de comida que solemos ingerir en los días más señalados, algo que no siempre resulta beneficioso para nuestra salud y que nos hace acabar con algunos kilos de más, molestias gastrointestinales y alguna que otra intoxicación alimentaria.

Pero, si a lo largo del año no solemos poner una mesa de tanto postín, y ni por asomo comemos o cenamos tal cantidad de alimentos, ¿por qué lo hacemos en Navidad?

Hay que tener en cuenta que la alimentación se ha convertido cada vez más en una "herramienta" psicológica que una una necesidad puramente fisiológica. Es decir, ya no sólo comemos por hambre, y ni tan siquiera por gusto, sino que también lo hacemos como forma de agradecer o complacer a la persona que ha preparado todo, así como también se ha convertido en un excelente medio de relación social o en una manera de poner a prueba la autoestima (así es, no es una exageración) de la persona que se encarga de la cocina.

En el caso de estas fiestas, la comida no es más que una excusa para reunirnos y compartir momentos, pero para ciertas personas puede convertirse en un arma de doble filo. Por un lado, puede suponer una vía de escape para aquellos que sencillamente no lo pasan demasiado bien en estos encuentros, es decir, se trata de una alternativa en la que centrarse como forma de evitar conversaciones no deseadas o difíciles de comenzar. Tal es así, que en esos casos, estas personas acaban por comer bastante más que los demás, con las consiguientes molestias que esto supone.

Por otro, como deciamos antes, para el que prepara todo puede ser un verdadero examen, una expresión de "lo que una buena madre/padre tiene que dar a los demás". Esto es peligroso, pues puede exigir un sobresfuerzo enorme por parte de la persona encargada a la hora de llevar a cabo todos los preparativos, así como en ocasiones puede convertirse en un examen sobre su verdadera aptitud personal. Si los comensales afirman que todo estaba buenísimo, que es lo que suele ocurrir, no habrá demasiado problema (salvo que se seguirán repitiendo esas copiosas cenas), pero si alguno comenta algún detalle que no le gustó o que se podría mejorar, el 99% de las personas que han cocinado lo sentirán como un verdadero ataque a sus capacidades o aptitudes.

En resumidas cuentas, y volviendo al título que nos ocupa, la respuesta a la pregunta que da título a este artículo bien podría ser:

-Por evitación social, como forma de enfocar nuestra atención en algo y no mostrar nuestro malestar

-Por complacer al que invita o al que prepara todo. Comer poco podría interpretarse como que la comida no estaba buena, y esto créanme, puede ser interpretado muy negativamente por muchas personas

-Por tradición. Algo así como el experimento de los monos y los plátanos. Nadie sabe ya ni porque lo hace, pero parece que hay que hacerlo.

-Finalmente, ¡porque es gratis! Muchas personas aprovechan invitaciones de este tipo a casa de otros familiares y, aunque suene triste, aprovechan para comer más cantidad y más variedad de alimentos que en otras ocasiones no comerían.

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foto|FreeDigitalPhotos.net


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