Ahora que, tras varios años en barbecho, mis reflexiones sobre el libre albedrío han vuelto a brotar gracias al inagotable invernadero de Dialéctica y Analogía, veo que es conveniente precisar un poquitín el argumento según el cual el libre albedrío (o sea, la tesis de que, al decidir, existen realmente varios 'cursos de acción' posibles, 'abiertos' ante nosotros, y que nuestra voluntad racional puede ser la causa de que uno de ellos, y no los demás, sea el que se lleve a efecto) es compatible, e incluso requiere, el indeterminismo físico (o sea, la tesis de que, al menos en ciertas situaciones, el estado de la naturaleza en el momento t, más las leyes físicas, determinan sólo una cierta distribución de probabilidad sobre los posibles estados de la naturaleza en el momento t+1). Hablé sobre esto ya en los inicios de nuestra singladura (así que pasen cinco años), y está recogido en la selección del blog Filosofía flotante, pero merece la pena insistir en el argumento.
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Parece intuitivamente obvio que, si uno defiende el libre albedrío, tendrá que aceptar la existencia de diversas alternativas posibles cuando se toma una decisión. ¿Y no es esto precisamente lo que dice el indeterminismo? Pues no: el indeterminismo no sólo dice eso, sino que dice que las leyes de la naturaleza, además de dejar varios 'caminos abiertos', determinan con qué probabilidad ocurrirá cada uno de ellos, o sea, con qué frecuencia ocurriría cada uno si la situación se repitiera un número elevado de veces. P.ej., supongamos que la situación es exactamente en la que yo estoy ahora, y que las opciones son que yo levante la mano izquierda o que levante la derecha. Supongamos, por mor del argumento, que, desde el punto de vista físico, que yo tome una decisión u otra depende de cierto evento cuántico que ocurre en mi sistema nervioso, con una probabilidad del 50 %, y que es tal que, si ocurre, levantaré la mano izquierda, y si no ocurre, levantaré la derecha.
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Ahora bien, si la tesis del libre albedrío fuese cierta, eso querría decir que mi voluntad racional tiene la capacidad de elegir siempre (si así le pareciese) una de las opciones, p.ej., levantar la mano derecha. Es decir, la tesis del libre albedrío implica que yo tengo la capacidad de elegir siempre la misma opción en una situación dada. Es decir, la tesis del libre albedrío implica que mi voluntad racional tiene la capacidad de hacer que un evento, al que las leyes físicas dan un 50% de probabilidad de ocurrir, ocurra en un 100 % de las veces. Es decir, si la tesis fuera cierta, entonces mi voluntad racional podría generar una frecuencia de acontecimientos diferente a la frecuencia determinada por las leyes físicas. Es decir, mi voluntad racional podría violar las leyes físicas.
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Por lo tanto, la hipótesis del libre albedrío es incompatible con la hipótesis de que los acontecimientos de la naturaleza cumplen leyes, tanto si estas leyes son deterministas, como si son indeterministas.Enrólate en el Otto Neurath