Hablar de eutanasia es hablar de dignidad, de una muerte digna. Es evidente que cuando un cuerpo humano no reacciona o no tiene posibilidades de salir adelante en una enfermedad terminal la muerte digna, corta y sin dolor es lo mínimo que podemos pedir. En muchas ocasiones no solo lo piden sus familiares sino el propio enfermo por no ver sufrir a sus familiares en esa complicidad final en silencio del oscuro mensaje que prevalece en cada uno de los afectados: la inminente muerte.
Para la Iglesia la eutanasia es un homicidio, para los protestantes fundamentalistas también y muchas veces sale la pregunta a colación: por qué tienen miedo estas religiones a la eutanasia.
Hoy en día según el CIS el el 60% de los ciudadanos creen que España debería legalizar la eutanasia, y siguiendo la encuesta hay un dato relevante: sólo el 3% de los votantes del PSOE y el 4% de los militantes del PP son partidarios de prolongar la vida de un paciente artificialmente cuando no existan esperanzas de curación. ¿Qué quiere decir esto? Que ya sea uno conservador o liberal, creyente o no, la dignidad humana ante el sufrimiento es unánime y en los votantes de partidos conservadores cristianos como el PP se observa una desobediencia a los dictámenes de la Iglesia. La Iglesia ve sucumbir el negocio de la muerte, se que es duro decir negocio a esto pero es así y siempre lo fue. Quiten ustedes a las religiones cristianas (católicos y protestantes fundamentalistas) el miedo a la muerte, el negocio de la muerte y del Más Allá y díganme qué les queda. Tomar la muerte como un estado natural, como nacer y sin dolor es poner el innato destino en su lugar adecuado. Ver sufrir acaba con la aclamación al dios de turno para que esto acabe; dolor santifica (dice la Iglesia). El dolor es causa del pecado, dicen los otros. Quiten el dolor, quiten el morbo de la muerte y la religión no se sostiene. Quiten la resurrección y no existiría el cristianismo.
Si se legaliza la eutanasia, qué herramienta tienen estas religiones de la cruz para inducir miedo a los feligreses, o los fundamentalistas para “evangelizar” a los impíos o robar feligreses a los católicos. Nada. En el momento que la eutanasia sea algo natural (que lo será con tiempo) veremos con más naturalidad la despedida de nuestros seres queridos y la nuestra propia, no habrá infiernos de dolor en la agonía camino a la muerte para el moribundo y en vida para quienes queden.
Esto también viene al caso de que cada día hay más incineraciones y menos enterramientos, cosa que contrasta con las doctrinas de la resurrección de los muertos que promulga el cristianismo. ¿Pude uno resucitar de sus propias cenizas? Recordemos que no hace muchos años la Iglesia condenaba las incineraciones y hoy guarda silencio; condenó las transfusiones cuando se descubrió y también los trasplantes. Por qué la sociedad ha olvidado aquello, hay que despertar y recordar lo que condenaban antes, lo mismo que ahora con la eutanasia.
Existe una reivindicación social que tarde o temprano el Gobierno deberá tomar en cuenta con valentía, sin la presión de un cristianismo rancio que aún tiene cotas de poder de coacción en ciertas clases políticas. Yo opino que si las religiones no quieren perder más acólitos cederán y mutaran como un virus cuando se adapta a nuevo entorno, como se adaptaron sutilmente con las transfusiones, con los trasplantes y con las incineraciones.
60% de los ciudadanos creen que España debería legalizar la eutanasia.
Que un enfermo en fase terminal se quite la vida:
60% de los votantes conservadores
77% de los afiliados socialistas
Partidarios de prolongar la vida de un paciente artificialmente cuando no existan esperanzas de curación:
4% de los militantes del PP
3% de los votantes del PSOE
Descargar la encuesta del CIS Estudio nº 2.803 Atención a pacientes con enfermedades en fase terminal Mayo-Junio 2009
Datos en Europa:
- Holanda y Bélgica disponen de una legislación que acepta la eutanasia activa.
- Suiza permite esta práctica sólo en casos de enfermos terminales.
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