Por qué mis crónicas son como son
Publicado el 24 agosto 2016 por Déborah F. Muñoz
@DeborahFMu
Hace unas semanas me encontré con algunos mensajes absurdamente cabreantes debido a una crónica que realicé en el blog. Se quejaban de que yo había puesto algo en la crónica que había dicho la autora, pero que los matices que la propia autora dio después no los comuniqué. La propia autora se puso en contacto conmigo para agradecerme la crónica, pero también dejó caer que no había escrito esos matices. Después de dejar claro mi punto de vista (lo que dijo, sin matices, no era algo malo, y los matices no aportaban nada) tanto a la autora como a los trolls (que imagino que intentaban echar una mano a la escritora, pero que en realidad la perjudicaban con su absurda actitud), di el tema por zanjado con este mensaje, que comparto aquí también para dejar claras las cosas y evitar que esa situación se vuelva a repetir:
No soy periodista. Hago las crónicas por amor al arte y porque me gusta. Son más mi diario de eventos a los que asisto que otra cosa. Así que no son detalladas, sino muy resumidas, y muy, MUY personales: hablo de mi experiencia personal y de lo que me ha llamado la atención (que es de lo que me acuerdo cuando hago la crónica horas después del evento o al día siguiente). Y lo que llama mi atención es la típica respuesta nerviosa que da un autor cuando le hacen una pregunta que no se espera en ese momento. Esa es la respuesta de veras sincera. Los matices que se dan después son algo que el autor ya tiene pensado, lo que responderá en cualquier entrevista. Pero ese momento mágico en que dice lo primero que se le pasa por la cabeza es el que a mí me interesa transmitir, ¡y más si esa respuesta no es nada malo ni que perjudique al autor en lo más mínimo! ¿Que dijo que escribía porque se aburría? Pues genial, yo también he escrito mis libros porque me aburría, lo cual no le quita mérito al acto de escribir algo en condiciones. Los motivos por los que se aburría no me parecen ni de lejos tan relevantes como el hecho de que se aburría y que, de todas las posibles actividades que podía hacer para entretenerse, eligió escribir.
Así que, si a un autor le molesta lo que pongo en una crónica, aunque sea verdad y lo haya dicho (que otra cosa no, pero yo no me invento nada), que me lo diga y borraré la crónica si me da la gana (en este caso, la autora ya me ha dejado claro que no le molesta, lo cual hace la situación aún más absurda). Y si un lector cae en mis crónicas y no le gustan, que a mí me deje en paz y se vaya a leer un periódico o revista en la que a los cronistas les paguen por hacer una crónica detallada. Pero que no me ataquen a mí por escribir en MI bitácora MIS breves impresiones personales en vez de ir a los eventos con una libreta para apuntarlo todo y no disfrutar de nada.
En definitiva, ¿a dónde quiero llegar con esto?
- Voy a los eventos para disfrutarlos. Escribo las crónicas porque me da la gana.Y como voy a disfrutar y no a hacer una crónica exhaustiva (que lo vuelvo a repetir, a mí nadie me paga por escribirlas, pero al autor siempre le vienen bien), escribiré lo que me dé la gana, y aquello que me llamara la atención y de lo que me acuerde. Cualquiera que haya leído algunas de mis crónicas sabe que a veces dedico más tiempo a la odisea del transporte público que al evento en sí. ¿Que a alguien le molesta? Pues puerta.
- Me llama la atención la espontaneidad, no las respuestas preparadas. Especialmente si dichas respuestas llenas de matices se pueden resumir en la respuesta espontánea (¿para qué perder mi precioso tiempo en escribir que se aburría porque estaba en paro y tenía mucho tiempo libre... si puedo decir, simplemente, que se aburría?). Además, lo que a mí me llamó la atención no tiene por qué coincidir con lo que a otro le llamó la atención. Si alguien cree que he pasado por algo algo super-hiper-mega-importante, que haga su propia crónica y me pase el enlace. Si su crónica me parece bien y no es muy pretencioso al pasarme el enlace, a lo mejor la enlazo. Si tengo tiempo y ganas.
- Me toca las narices que la gente me critique por cosas absurdas. Entendería que me criticaran por poner en la crónica algo que la autora no ha dicho, pero por poner algo que ha dicho literalmente... es el colmo. ¿Y qué significa que me toque las narices algo? Que lo veto. Con el ejemplo de esta autora, aunque me cae bien, no creo que vuelva a una de sus presentaciones. Y, si vuelvo, que lo dudo, no creo que haga crónica. Igualmente, aunque el libro me llama la atención, no creo que lo lea, porque reseño todo lo que leo y, sabiendo que tiene una serie de admiradores descontrolados que no soportan ni comentarios que no hacen daño a nadie, no me apetece hacer una reseña que me va a inundar el blog o el facebook de trolls al más mínimo comentario negativo... y ya sabéis que, como el libro no me parezca perfecto, pongo comentarios negativos de algunos aspectos hasta en algunos libros a los que les he dado cinco estrellas de cinco.
Así que, y va por autores y lectores: si no os gustan mis poco exhaustivas crónicas, ya sabéis: internet es libre, hay muchos blogueros que se las curran mucho más, así que, ¡id a sus casas y marchaos de la mía! Igual va para los que dicen que mis reseñas son muy cortas o para los que se quejan de que no me pongo monísima de la muerte en los vídeos (o para los que ven mis vídeos solo porque soy "preciosa" y no por lo que digo en ellos, que son peores).¡Puerta! Pero que nadie me diga cómo tengo que hacer MIS crónicas personales, MIS reseñas personales y MIS vídeos personales. Cada uno en su casa hace lo que le viene en gana, ¿o no?
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