Revista Coaching

¿Por qué nos cuesta ser felices?

Por Maria Mikhailova @mashamikhailova

cabecerablog3.jpg

Hay una frase que repito desde hace algún tiempo…

La felicidad no es un sentimiento, es una decisión.

¿Qué significa? Pues que muchos creemos que la felicidad llegará cuando… cuando los planetas se alineen, cuando consiga este trabajo, encuentre a mi pareja, me case o gane la lotería, tenga hijos, compre casa, coche, ese vestido, esas vacaciones, ese viaje… Y la felicidad no es ni una cosa ni otra.

Vivimos inmersos en un cúmulo de emociones que muchas veces no entendemos ni queremos, y a veces no queremos cambiar. Sí, hay personas que por absurdo que parezca se empeñan en hacer lo posible por no ser felices. Yo misma, algunas veces. ¿Qué es si no la obsesión, la ansiedad o el miedo? Es mirar siempre al futuro, ignorando el presente, dejando ese momento precioso que es ahora, deseando que pase, que se acabe… ¿Y no es esto lo mismo que negar la propia vida? La vida, señoras y señores, la vida, querida María (me dirijo a mí esta vez), es aquí y ahora. No mañana. No ayer. Sí, es bastante probable que mañana siga habiendo vida, pero no es garantía al 100%. No lo controlamos todo. Más bien no controlamos nada o casi nada en esta vida. Sólo podemos controlar el ahora, este preciso instante en el que escribo y en el que tú, querido lector, me estás leyendo.

Hoy no he sido feliz. Lo confieso. Lo he intentado. Pero hay algo que se me resiste. Son tantos cambios. Es mi maleta a medio hacer, medio deshecha. Es mi habitación que no es ya mía del todo, las cosas viejas que me recuerdan mi pasado y del que trato de huir algunas veces. Es encontrarme conmigo a solas en este instante. El no haber podido cumplir con todos los propósitos para el día de hoy. El no haber sabido controlar el día como a mí me hubiera gustado. No he nadado, no he hecho yoga, no he ordenado la caótica habitación en la que me encuentro ahora. No he grabado mi vídeo que tenía previsto grabar, porque ya era muy tarde y las palabras no fluían.

Pero también hay cosas positivas… ahora que lo pienso. Hoy he visto a un buen amigo al que no veía desde hacía más de un año. Un amigo que se fue a trabajar a otro país, que emigró por causa de la crisis, que ve a su familia una vez al año porque ni siquiera se ha ido a Europa, ha ido donde le ha tocado, donde la vida le ha llevado. Hemos tenido una conversación de lo más entretenida: ¡había tanto que contar!

Hoy he tenido una reunión importante que puede que marque ciertos acontecimientos futuros. Hoy han pasado cosas importantes y dignas de recordar. Y sin embargo me siento perdida, extraña, sola.

Lo sé: hoy no he tomado la decisión de que iba a ser feliz. Volví a recaer, a chocar con mi pasado. Volví a revivir viejos temores, sentí emociones encontradas, me vi débil, dependiente… Pero hay algo en mí que me dice: esto pasa, esto suele pasar. Cuando intentas levantarte y lo consigues, cuando tratas de mirar de frente, de avanzar… siempre habrá una recaída, siempre habrá momentos de debilidad. Porque tenemos memoria. Esos pensamientos dolorosos, esos recuerdos del pasado, esa culpa que nos acecha.

Ser feliz no es fácil. Ser feliz no es poner una sonrisa, no es pronunciar mantras sin fin, no es hacer yoga o reiki, no es siquiera ayudar a otros. Ser feliz es un trabajo interno y como cualquier trabajo cuesta. Cuesta no juzgar, no criticar, no maldecir, no enfadarse. ¡Y tanto! Cuesta cambiar, cuesta renunciar a lo viejo, a lo conocido, lo fácil. Hay que cambiar patrones de comportamiento. Hay que detectarlos, hay que estudiarlos, hay que sustituirlos por otros más provechosos. Hay que buscar y no estancarse. Pero recuerda:

Si no has decidido ser feliz, no lo serás nunca.

Todo parte de un gran deseo, de una decisión. La felicidad no se espera. Se vive.


Volver a la Portada de Logo Paperblog