Valla por delante mi respeto a ese montón de personas, legión diría yo, que creen y utilizan los verdaderos valores que la iglesia tiene, dando hasta su vida por cuidar a los demás y publicar la palabra de Dios.
Reconozco que estoy alejado de la doctrina cristiana, aunque fui educado en su fe, incluso como buen redil recibí todas las bendiciones de su doctrina (bautismo, comunión y confirmación). Pero lejos de acercarme a sus dogmas, poco a poco me he ido alejando de ella en Mi Camino de Vida.
Desgraciadamente hace pocos días tuve que asistir a la misa por la defunción de una amiga, mi asombro y enfado fue en aumento durante la homilía del cura en cuestión, que oficio una misa muy aburrida, diría casi vomitiva, insulsa e incluso ofensiva, que junto al calor insoportable y al dolor por el recuerdo de mi amiga tuve que contenerme para no gritarle al sacerdote y saltar al púlpito y desplazarlo.
Observaba a mi alrededor como los demás asistentes bostezaban o suspiraban , escuchaban sin oír, solo el ruido de vez en cuando de algún móvil, gesto de mal gusto, arrancó alguna sonrisa o nos distrajo a todos de la soporífera charla que el amigo nos regaló.
No entendí nada y no me considero analfabeto ni corto de sesera, me esforcé por comprender de lo que trataba toda aquella sesión eucarística que trataba sobre la muerte y la resurrección, pero nada… no fui capaz de entender nada.
Solo las personas mas mayores seguían a pies juntillas lo que aquel hombre decía, al unísono cantaban, se levantaban para sentarse después casi a un ritmo militar, tarareaban salmos y plegarias, se saludaban sin mirarse y a una orden del sacerdote sumisos, depositaban en las cestas dinero que nunca entendí a donde va a parar.
Un monólogo nada improvisado con una retórica antigua y desfasada que no engancha creo a nadie, solo la voz etérea de aquel hombre mayor, que lejos de acercarse y comprender las verdaderas necesidades de los que allí nos congregábamos consiguió todo lo contrario.
Me temo, que la causa de la pérdida de seguidores o creyentes está justificada, todo ha cambiado y la iglesia sigue anclada en una estrategia inadecuada, arcaica y antigua por la que no consigue llegar a esta nueva generación.
Túnicas, abalorios, oro por doquier, luz tenue, música casi fantasmal, susurros, recovecos cerrados, sombras aquí y allá, olor a incienso, púlpitos que parecen preparados para sermones de humillación y sumisión, así veo yo las iglesias, museos del pasado.
Valoro los acercamientos que este nuevo pontífice esta dando, pasos hacia adelante, pero el solo no podrá, la política también baña a esta institución y la corrupción y el pasado no se limpian fácilmente. Pasaran años creo yo para que la Iglesia vuelva a ser protagonista en esta sociedad, si continúa por esta senda… Urge un cambio y rápido!