ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.Portishead se engloba dentro de un movimiento que, como todas las etiquetas, resultó totalizador y amplio. Estamos hablando del nacimiento y la edad de oro del trip hop. Grupos como Portishead, Massive Attack, Morcheeba o artistas como Tricky, hicieron fama y cosecharon excelentes críticas durante la primera mitad de los años 90. Se trataba de un hip hop más sofisticado, que aunaba bases electrónicas ambientales y oscuras, bajos y percusiones profundas, además de poder mezclarse con casi todo. No es difícil encontrar soul, reggae o jazz en los álbumes de estos grupos.
Ya, cuando hablamos en su momento del “Protection” (1994) de Massive Attack, señalamos que gran parte de la escena se generó en torno a la ciudad de Bristol, en Reino Unido. Y desde ahí fue irradiando hacia todo el orbe mediante excelentes críticas y una nada desdeñable radiodifusión. Grupos significativos como Everything But the Girl, por ejemplo, fueron enormemente influidos por el trip hop, llegando a convertirse, de hecho, en un integrante más del movimiento. Sobre todo, en su disco “Walking Wounded” de 1996.
Portishead tiene varias peculiaridades que los diferencia de otros grupos. La voz de Beth Gibbons es personalísima. Se ha llegado a compararla, de forma hiperbólica, con Billie Holiday. En cualquier caso, su voz aguda, fuerte, pero con sensación de vulnerabilidad, es perfecta para la melancolía, la tristeza y los ambientes opresivos. Y es que la música de Portishead lleva casi siempre un marchamo oscuro y algo decadente. Tampoco son desdeñables los toques cinematográficos que se añaden a sus composiciones, y el prolijo uso del sampler en muchas de las canciones.
Acompañando a Beth Gibbons en la composición de las canciones están Geoff Barrow y Adrian Utley. Además, se encargan de aportar instrumentación como pianos, órganos, theremín, etc. Geoff Barrow es más ducho en el manejo de los samplers, y Adrian Utley en los arreglos más orgánicos.
Dentro de los charts el debut de la banda, “Dummy”, allá por 1994, alcanzó una resonancia notable, llegando al número 2 en la lista de discos del Reino Unido, y actualmente tiene un elevado prestigio, y sigue siendo una obra mimada por la crítica. La fama es merecida. En los días oscuros, pesimistas, y algo tristes, esta música es una compañía bastante coherente. Hay un sentimiento de desesperación y amargura que, salvadas ciertas prevenciones, se acaban incrustando dentro del oyente.
ANÁLISIS DEL DISCO.1. “Mysterons”: Como botón de muestra de las características de Portishead valga esta canción. Sobre todo, en su vertiente más oscura. Los arreglos de theremín son totalmente siniestros, conduciendo la canción entre la tensa calma y la angustia sin más. Son muy interesantes los leves toques de guitarra, casi al modo de una película de espías, los arreglos de scratch típicos del hip hop, y sobre todo la angustiada voz de Beth Gibbons. Tétrica y emocional. La canción es una amalgama de elementos de lo más interesante, y una muy buena incursión en las oscuridades musicales.
2. “Sour times”: Un pequeño clásico de la banda, y segundo single de “Dummy”. Más accesible que la primera canción, pero sin abandonar la oscuridad. El curioso toque de música de espías, que percibíamos en el anterior tema se potencia en este segundo corte. La canción es sofisticada y poco a poco se va haciendo pegadiza. Los toques electrónicos la sientan bastante bien. Ojo al sampler de Lalo Schifrin incluido. En principio, tuvo un éxito moderado, pero un relanzamiento posterior aupó la canción en las listas británicas hasta el número 13. El vídeo musical está formado por imágenes del cortometraje “To Kill a Dead Man”, creado por la propia banda. Otras imágenes del corto son utilizadas para la portada y el libreto interior del disco.
3. “Strangers”: En esta tercera canción el ritmo es más marcado y las bases más obsesivas y contundentes. Es curiosa la forma de cantar de Beth Gibbons, que en primera instancia casi suena como en segundo plano, o como si la grabación fuese antiquísima. Posteriormente la voz vuelve a su ser y se compenetra bien con los beats. Esta canción es más animada y la voz de Beth brilla más, incluyendo algunos giros vocales de lo más interesante. También es una de las canciones que más tira hacia la electrónica y los ritmos sintetizados. El sample del grupo Weather Report, da un insólito toque de jazz y elegancia. De momento, el comienzo del disco raya a un alto nivel, ofreciéndonos unas composiciones sólidas, misteriosas y sofisticadas.
4. “It could be sweet”: Esta canción es trip hop puro, con unas bases que recuerdan a Massive Attack, pero añadiendo un elemento de soul torturado, gracias a la voz de Beth Gibbons. Es precisamente la parte vocal, lo más interesante de esta canción, que también puede presumir de un minimalismo sofisticado. Uno de los números más accesibles del disco. Además, es una de las primeras canciones que grabó el grupo.
5. “Wandering star”: Volvemos a las tinieblas. Las bases y los teclados son persistentes y obsesivos de nuevo. Beth Gibbons canta con pesadumbre, incluso a ratos parece hacerlo con un miedo contenido. Registro, todo esto, que Portishead dominan a la perfección. Quizá sobra algún scratch en los arreglos, pero es una buena canción. Aunque la oscuridad la haga un poco inaccesible en un primer momento.
6. “It´s a fire”: Continúa el turno de estilos, tocando ahora la faceta sofisticada e incluso a ratos agradable. Los dos principales elementos de la canción son un órgano Rhodes y la voz de Beth. Transmite una calidez que no es demasiado propia del grupo, y se oye con gusto. Un remanso de paz en las turbulencias de “Dummy”.7. “Numb”: Aquí coexisten las dos tendencias propias de Portishead. De un lado la vertiente misteriosa y algo trágica y de otro la elegancia minimalista. El resultado finalmente acaba siendo incluso pegadizo, a lo que ayudan unas características bases y unos buenos arreglos de órgano. La voz de Beth Gibbons es peculiar, es más vivaz que en otros cortes, pero también algo más temblorosa. Interesante canción. Fue el primer single de “Dummy”, lanzado allá por Junio de 1994.
8. “Roads”: Y llegó el momento culminante de la melancolía y la decadencia que Portishead pueden crear. Una canción hermosa y triste, de esas que te pueden arruinar el día como lo lleves un poco torcido Desde los primeros y leves arreglos de sintetizador, a la voz quejumbrosa y casi llorosa de Beth Gibbons, la canción acaba partiéndote el corazón según va subiendo de intensidad la melodía y se añaden unos estupendos arreglos de cuerda. Emocionalmente es la canción más intensa del disco, y transmite una sensación de congoja realmente notable. La construcción y composición de la canción es meticulosa y preciosista. Puede que sea una de las mejores que hayan hecho Portishead, y como tal está reputada; aunque no fue single. Enorme canción, aunque puede ser devastadora.
9. “Pedestal”: Para compensar el derroche emocional de la anterior canción, tenemos este tema bastante más ligero. Sin embargo, no es exactamente una canción luminosa. El tono de voz de Beth Gibbons es misterioso, con efectos de eco, y los arreglos son más o menos sencillos. Algo pasada la mitad tiene unos toques de jazz, cortesía de unos bienvenidos arreglos de trompetas. No es un punto alto, pero se escucha bien y genera una buena atmósfera.
10. “Biscuit”: Más contundente es esta canción, que además vuelve a traernos a los Portishead más oscuros. Las bases son secas y recias, las ligeras notas sintetizadas dan un toque algo fantasmal y la melodía vocal suena de nuevo desesperanzada, quejumbrosa. A esto hay que añadir un sample de una canción de Johnnie Ray con la voz deformada hasta parecer grotesca. Esta canción es marca Portishead, con sus atmósferas oscuras y secas, pero con un toque más extraño.
11. “Glory box”: Portishead cierran el disco de excelente manera, con su tercer single. Tiene un arreglo de cuerda bastante reconocible, sampleado de una canción de Isaac Hayes, que curiosamente fue utilizado también al año siguiente por Tricky, otro artista señero del trip hop; concretamente para su canción “Hell is around the corner”. Las guitarras distorsionadas que se escuchan, es lo más próximo que “Dummy” está del rock. La voz de Beth Gibbons suena desesperada, pero utilizando un tono más sedoso y sensual. Me gusta definir esta canción como un “calentón de mal rollo” (con Beth cantando “dame una razón para amarte, dame una razón para ser una mujer”). En cualquier caso, se trata de un excelente final de disco; elegante y pasional.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.“Dummy” sigue siendo un punto referencial del trip hop, y de la música de los 90. Justo es reconocer que no es disco que entre fácilmente en las primeras escuchas. Hay que dedicar una cuota de tiempo para que su música penetre. Pero la recompensa es muy valiosa, el disfrute de un suculento disco. Tengamos presente también que, aunque tiene partes seductoras, el tono de la música el más bien oscuro, pesimista y algo decadente. Aunque, claro está, tiene que haber hueco para todo tipo de emociones.
La obra de Portishead es muy poco prolífica. En 1997 lanzaron su disco homónimo, que contenía algunas joyas como la espléndida “All mine” o la tétrica “Over”, manteniendo un alto nivel musical. Al año siguiente editan un directo (“Roseland NYC Live”), para no regresar hasta… 2009. El regreso, de nombre “Third”, fue objetivo de alabanzas casi unánimes, además de merecidas, y contenía algunos experimentos influenciados por el krautrock e incluso la música industrial. Como canción para el recuerdo, la delicada y misteriosa “The rip” (una favorita personal), que incluso fue incluida en un anuncio para un perfume de Gucci. Destacar, como rareza, el disco en solitario que Beth Gibbons lanzó en 2002 junto con Rustin Man (el alias de Paul Webb, bajista de Talk Talk)., y que se llamó “Out Of Season”. No deja de ser una lástima que este interesante grupo no se prodigue más, teniendo las virtudes musicales que poseen, lo que hace que cada lanzamiento sea como un pequeño acontecimiento. A saber, por dónde pasa el futuro de Portishead, pero confiemos en que aún nos entreguen nueva música.
Texto: Mariano González.