Revista Cine
Título original:
Pos eso
Año:
2014
Fecha de estreno:
30 de Abril de 2015
Duración:
81 min
País:
España
Director:
Sam (Samuel Ortí Martí)
Reparto:
Animación. Voces de Álex Angulo, Anabel Alonso, Josema Yuste, Santiago Segura, Mariví Bilbao, Concha Goyanes
Distribuidora:
Barton Films
El mundo de la animación es muy amplio, y da mucho juego al artista para expresarse y alcazar una mayor expresividad que las limitaciones que pone el cuerpo humano de carne y hueso. De hecho, equivocadamente se tiende a asociar, sobre todo el amplio público, la animación con filmes infantiles o educativos. Pero la animación es solo una herramienta de trabajo más, y no tiene por qué ser al servicio de una sola temática o género. De hecho, personalmente me atrae bastante la denominada “animación para adultos”, donde se abarcan películas tan potentes y espléndidas como The plague dogs, Cuando el viento sopla, Mary and Max, la patria Arrugas o la mayoría de la obra de Miyazaki, Ari Forlman y Satoshi Kon. El debut de Sam (Samuel Ortí Martí) en el largo, tras varios cortometrajes en claymation, sigue fiel a su estilo y quien haya seguido sus anteriores trabajos, sabrá a qué atenerse con Pos eso.
La verdad es que se nota la progresión de Sam si ves sus trabajos en orden cronológico, y por los numerosos detalles y guiños que hay entre sus trabajos (personajes y gags rescatados) yo recomendaría ver sus cortos previamente antes del largo (sumando las duraciones de todos apenas llegarían a los 80 min), y así también puede servirte para saber si su humor y toque personal casa con tu estilo o no, pues Pos eso es como una reversión de su obra, con mayor metraje y más bizarra si cabe que las anteriores. Ahora bien, aparte de esta evolución obvia también encontramos sus habituales “tics” o carencias reunidas en la película, como su particular humor o las flojas historias con las que suele trabajar.
En esencia, la película de Sam recorre los pasos de El exorcista de William Friedkin, a la par que incluye una cantidad desorbitada de referencias o guiños a otras películas de terror y todo remezclado con la cultura popular española. Toretos, flamenco, La Esteban, El resplandor, Indiana Jones... todo queda enmarañado en una trama indigesta y estirada, poco atractiva y que acusa un ritmo poco conseguido. De hecho, más parece una película fragmentada en pequeños cortos que una sólida unidad por sí misma, y si en los cortometrajes, que la historia fuera secundaria en pro del gore gamberro y la sátira del costumbrismo español podía en cierta medida tolerarse por la corta duración, en una película este problema queda muy expuesto como para hacer como que no existe. Me gusta que no se corte, que no sea pudorosa y desde luego que el nivel técnico es bastante sobresaliente, cuatro años bien empleados en ese aspecto, pero es una pena que la historia, el guión, no esté a la altura. De hecho, en unos más, en otros menos, pero en todos los anteriores trabajos de Sam siempre parece que la técnica está por delante de la historia, y me entristece porque pienso que con un guión ajeno, con una historia a la altura del trabajo del claymation, podría ser una película muy potente. Algo así se hizo por ejemplo en la película O Apóstolo, aunque lamentablemente no dispuso de distribución a la altura, lo que relega a este tipo de proyectos un poco al ostracismo.
No me gusta ser duro con este tipo de proyectos, sobre todo por el gran trabajo que hay detrás y el esfuerzo que ha supuesto, pero también pienso que las películas no viven sólo de las buenas intenciones, sino del resultado en general y aquí, lamentablemente, el conjunto flaquea. De esa gran película que es Whiplash se me quedó grabada aquella frase de “No hay dos palabras en nuestro idioma más dañinas que: Buen trabajo” que bien cierta es si se la entiende bien. Y es que tengo la sensación de que en España, y centrándonos en concreto en el mundo del cine, se peca mucho de autocomplacencia, nos gusta darnos la palmadita en la espalda y alabar nuestras cosas, que está bien, pero siendo justos y consecuentes, no desmedidamente. Porque tenemos el talento, pero a veces nos conformamos con lo mediocre y con las alabanzas de los amigos de turno. Yo creo que hay que aspirar a más, y por ello hay que reconocer las cosas tal y como son, lo bueno y lo malo, no sólo lo bueno. En el caso de Pos eso, tenemos la animación como lo positivo, pero guión y ritmo negativos. El humor no entro mucho porque es algo más subjetivo, con el que uno casa más y otro menos, pero sí diría que lo encuentro demasiado español, en el sentido que lo deja meramente como un chiste interno entre nosotros, sin posibilidad de distribución a nuestros vecinos u otros mercados internacionales. Y eso, para una película con vocación comercial como dicen sus responsables, es ponerse la zancadilla. Prefiero pensar que este Pos eso será en ladrillo sobre el que, en el futuro, se construirá una película más sólida y competente en todas las áreas, demostrando que la animación puede contar historia de gran calado o divertidas y trascendentes, pero de calidad.
5/10