Revista Cocina
De pequeña nunca fui una niña pijotera para comer. Es cierto que ponía pegas cuando llegaba a casa y no me apetecía la comida que había preparado mi madre (siempre me apetecían macarrones, la verdad), ¿quién no hacía eso de pequeño?, pero, por muchas pegas que pusiera, en realidad me comía todo con mucho gusto excepto una cosa, el potaje de vigilia, si había un plato que no soportaba era ese. Temía la llegada de Semana Santa (aunque las torrijas lo compensaban) porque suponía una lucha entre mis padres y yo para que comiera el dichoso plato. No soy defensora en absoluto de los niños que no comen de nada, pero sí que creo que hay sabores para los que hay que educarse y este plato combina varios de ellos: bacalao, espinacas, ajo... Así que no seáis exigentes con vuestros hijos en ese sentido e intentad que aprendan a comer ciertas cosas poco a poco. Una cosa es capricho y otra es desconocimiento, al menos eso creo yo, pues, con los años, he aprendido a valorar este plato y ahora me parece una exquisitez y un lujo para el paladar. No sé si debería considerarse una receta de vigilia porque es un verdadero placer comerse un buen plato de potaje calentito y más cuando viene de las manos de la mejor cocinera del mundo, mi madre.
POTAJE DE VIGILIA DE LA YAYA LUISA
Ingredientes para unas 6 personas: 200 grs de judías blancas; 200 grs de garbanzos; 2 paquetes de espinacas frescas; 1 lomo de bacalao en salazón; 4 dientes de ajo; 1 cebolla; 1 pimiento verde; 1 bote de tomate natural triturado; cominos molidos; 1 cucharada de pimentón; 2 hojas de laurel; 1 cucharada de harina; 4 patatas medianas;perejil fresco.
PARA LOS BOLLITOS DE ACOMPAÑAMIENTO: 4 huevos; pan rallado; miga de pan mojada en leche; ajo; perejil; sal; 1 pizca de levadura Royal. Aceite para freír.
Desalamos el bacalao con tiempo (36 horas antes cambiando el agua cada ocho horas). Ponemos las legumbres en remojo la noche anterior. Al día siguiente, ponemos a cocer en primer lugar legumbre con un trocito de cebolla y el laurel unos diez minutos. Cocemos las espinacas aparte.Las añadimos a las legumbres junto con el bacalao que habremos desalado y desmigado previamente.
Preparamos un sofrito con el resto de cebolla, el ajo y el pimiento verde, cuando esté pochado, añadimos medio bote de tomate natural tirturado y una cucharada de harina. Removemos bien y añadimos una cucharadita de pimentón, siempre removiendo bien para que no se queme. Añadimos este sofrito a las legumbres. Cocemos todo junto unos cinco minutos y añadimos la patata cortada en cuadrados quebrados (rompiéndola antes de cortarla del todo). Añadimos cominos molidos y perejil. Probamos de sal y añadimos si fuese necesario. Tapamos la olla y cocemos durante una media hora. Si estuviese poco hecha la legumbre volvemos a tapar de nuevo y cocemos otros cinco o diez minutos hasta que esté a nuestro gusto.
Servimos el potaje con los bollitos que prepararmos batiendo los huevos. Añadimos sal, ajo picado, perjil fresco picado. A esta mezcla le añadimos aproximadamente una cucharada de pan rallado por cada huevo, una cucharadita de levadura y una cucharada de miga de pan remojada en leche. No debe quedar líquido pero tampoco pastoso. Cogemos una cucharada y la ponemos en el aceite bien caliente. Se irán inflando los bollitos. Cuando estén dorados, los freímos por el otro lado. Sacamos y escurrimos sobre papel absorbente para quitar el exceso de grasa y añadimos al potaje.
La receta es de mi madre, así que puede que las cantidades no sean muy exactas, ya sabéis cómo son las madres con sus típicas frases: "pues a ojo", "lo que tú veas", "lo que te pida el guiso"... Pero creo que saldrá de rechupete.
Espero que lo probéis y me comentéis qué tal os ha salido. A mi madre y a mí nos hará mucha ilusión.