El otro día comimos (y muy bien, por cierto) en un restaurante canadiense en Madrid -pincha aquí si quieres leer la crónica de Ruta Martuka- y éste fue uno de los platos que pedimos.
Yo no lo conocía. Por lo visto, es un plato reciente de la cocina rápida quebequense. Consiste en unas patatas fritas a las que se añade queso suave y una salsa gravy.
El nombre de Poutine procede de Warwick, que en 1957 creó la receta y al ver el plato exclamó ça va a faire une maudite poutine o esto será un maldito desastre.
A mi me gusta más el significado de "potingue" o mezcla de varias cosas que es otra de las versiones que se le da al nombre.
A mi me ha salido un poco clara la salsa, pero es que en ese momento no tenía caldo de carne en casa, sólo de jamón (de Aneto, por supuesto) y de ahí su color.
No se precisan muchos ingredientes para este plato y la salsa es como una bechamel, pero con caldo en lugar de leche. Sólo os puedo decir que en casa les ha encantado y han pedido repetición. La próxima la haré con caldo de carne...
Para 4 personas:
- 4 patatas medianas
- 1 envase de queso mozzarella u otro suave rallado o en grano
- 1 cucharada de mantequilla
- 1 cucharada de harina
- 500 mL de caldo de carne
- 1 cucharadita de caldo concentrado de carne (tipo Bovril o Maggi)
- sal y pimienta
- aceite de oliva para freír las patatas
Se pelan las patatas, se lavan y se cortan en bastones de un centímetro de ancho. Se pone una sartén al fuego con aceite abundante a calentar (o bien en la freidora) y se fríen hasta que estén doraditas:
Mientras tanto se va preparando la salsa gravy. Se pone en una sartén o cazuelita una cucharada de mantequilla (y una pizca de aceite de oliva para que no se queme) y se deja derretir. Se incorpora la harina y se remueve muy bien hasta hacer una "roule" o masa de grasa y harina.
Se va añadiendo, de poco en poco, el caldo caliente y removiendo enérgicamente con una espátula o con una cuchara de palo, como si fuera una bechamel. Se añade la cucharadita de jugo de carne y se rectifica de sal.
Se deja la salsa más bien clarita. Se deja que dé un hervor.
Se ponen las patatas en un bol, se añade el queso por encima y se vierte la salsa muy caliente, para que se derrita el queso.
Nosotros servimos la poutine de acompañamiento de unas alitas caramelizadas con sirope de arce: