Presentación-conversación

Foto tomada del blog homenaje a Ana Franco.
Ayer, Mario Crespo presentaba su Biblioteca Nacional en nuestra biblioteca pública, la casa que nos acoge y nos señala. Como siempre que presenta este escritor zamorano el salón estaba lleno para regocijo de la directiva de esta Institución, cuya labor cultural en una ciudad como ésta es encomiable. Me gustan las presentaciones de Mario porque pretenden conversar más que vender y eso, al final, hace que las ventas sean mayores. Creo que tendría más futuro como autor de audiolibros que como escritor, fue una de las frases más escuchadas ayer, también que la oratoria de Mario se parece a la de un Castelar del siglo XXI. Sin embargo, lo que me entusiasma de estas presentaciones es la presencia de la vieja guardia cultural de la ciudad. Representantes agustinianos, Tomás Crespo o Antonio Pedrero no se pierden nunca un sarao de esta categoría y yo, que intento escucharlo todo y meterme en cada conversación como si me perteneciera, no puedo evitar sonreir y disfrutar, porque es la experiencia la que habla. En el Café Aureto tomamos una caña mientras hablábamos de literatura, de pintura, de escultura e incluso de música, pero sobre todo de creación artística, del proceso de trabajo, de la necesidad de salirnos del mercado, de la rueda que nos obliga a estar siempre ahí, para crear desde la serenidad, desde el silencio, la pausa y, por qué no, desde el trabajo. La prisa es negativa, la prisa nos matará o nos dejará calvos y, para qué negarlo, hay que aprender de los maestros. A sus setenta y alguno todavía conservan sus cabelleras prácticamente intactas y es el mejor consejo que podemos conservar.