Priestley nació en 1733 y sufrió a lo largo de toda su vida una cierta tartamudez, Consideraba que su trabajo religioso era más importante que su trabajo científico. Priestley fue ante todo un ministro unitario y en sus ratos de divertimento se dedicaba a la ciencia. En 1765 entró en contacto con Franklin, también de fuertes creencias religiosas. Ahora bien, fue el ejemplo de Franklin el que lo animó a seguir con sus investigaciones científicas. Priestley se trasladó a Leeds para ejercer su ministerio, y allí se instaló junto a una fábrica de cerveza. De esta forma inició el estudio sistemático de los gases. Priestley empezó a recoger muestras de las tinas de cerveza de las cuales se emitia el gas conocido como “aire fijado” (dióxido de carbono). Observó que si introducía algún ratón, este no tardaba en morir. Si colocaba una llama, esta se apagaba, y al pesarlo, era más pesado que el aire. Entonces Priestley consiguió una muestra más pura del “aire fijado”. ¿Cómo lo consiguió? Añadió gas a una retorta de ácido sulfúrico. Entonces, el gas salia por un tubo que iba a un recipiente con agua y terminaba en el interior de una jarra llena de agua y vuelta al revés. El gas desplazaba al agua. Además, también observo que parte del gas parecía disolverse en el agua. ¿Cuál fue el resultado? una vaso de agua chispeante y muy agradable. Priestley había descubierto lo que hoy se llama agua carbonatada. priestley continuó con sus experimentos y empezó a recoger sus gases empleando mercurio en vez de agua. De esta forma Priestley aisló el óxido de nitrógeno, amoniaco, cloruro de hidrógeno y diósxido de azufres. Ninguno de ellos parecían se elementos, y todos ellos, ecepto el amoniaco, se acidificaban al disolverlos con agua. En 1744 calentó el mercurio en presencia de aire. Al hacer esto, el mercurio adopta la forma de un óxido de color rojo. Posteriormente lo introdujo en una redoma. Luego sometió la muestra a un calor concentrado enfocando sobre ella una lupa de 30 cm de diámetro. Descubrió que empezaban a aparecer glóbulos plateados de mercurio en medio del óxido rojo. Al mismo tiempo, al descomponerse, el óxido emitía un gas. Cuando Priestley lo recogió descubría que parecía ser un “aire superior”. Incluso el mismo probó aquel mismo aires, con estas consecuencias:”La sensación que le produjo a mis pulmones no fue sensiblemente distinta a la del aire común, pero sí que tuve la impresión durante algún tiempo de que mi pecho estaba especialmente ligero y relajado”. Priestley se emborrachó de oxígeno. Por ello pensó que dicho gas podía tener futuro como vicio de moda entre los ricos ociosos. Priestley explicó este nuevo gas en términos del flogisto. Dado que los objetos ardían muy fácilmente en su presencia, eso significaba que liberaban muy rápidamente su flogisto. Por lo tanto, el nuevo gas era una forma de aire desprovista de flogisto, y por eso lo absorbía tan rápidamente. Por esto, Priestley llamó a su nuevo gas como “aire deflogistizado”. En 1774, visitó París y transmitió su descubrimiento a Lavoisier.
La fama de Priestley se extendió muy rápidamente. Su agua carbonatada -el cual se negó a patentar- se puso de moda como producto saludable en toda Europa. Además, también le puso el nombre a la savia de una planta brasileña que acababa de llegar a Europa. Descubrió que aquella resina borraba las marcas de lápiz, y por ello la llamó goma de borrar.
Priestley se sintió a favor de los más desfavorecidos, y por ello se puso de lado de la Declaración de Independencia de los colonos americanos y de la Revolución francesa. Ahora bien, en Inglaterra el sentimiento antifrancés era muy intenso, lo que hizo que una turba incoltrolada incendiara su casa de Birminghan. Al instante se traslado a vivir a Londres. Fue nombrado ciudadano honorario de Francia, pero esto le ayudó poco cuando Francia le declaró la guerra a Gran Bretaña. Entonces Priestley decidió emigrar a Estados Unidos. En 1794, a los sesenta y un años Priestley se embarcó hacia Nueva York
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