Se suele decir que nunca se olvida al primer amor, y estoy de acuerdo. Otra cosa es que los recuerdos sean positivos, o como mínimo que no aparezcan sentimientos enfrentados al respecto. Allá cada uno con la gestión de su memoria.
Sin embargo, si puedo afirmar con rotundidad que mi primer gran amor literario jamás me ha traicionado con sus recuerdos. Es más, cada vez que he vuelto a él, me ha regalado nuevas satisfacciones. Y aprovechando que he leído hace un rato que hoy es el día mundial de leer a Tolkien, me ha apetecido volver a una secuencia memorable y no demasiado obvia. No es que sea yo muy fan de los días de tal o cual historia, pero oye, nunca es mal momento para releer palabras como estas:
Dan ganas de seguir unas páginas, ¿verdad?