Hace unos días, tuve la suerte de probar los quesos de la Finca Pascualete, una marca que explota la familia del Conde de Romanones, agarraos bien, desde el año 1232. La tradición familiar y el buen hacer de los queseros, se ha transmitido de generación en generación y así, hoy en día producen uno de los mejores quesos que se pueden encontrar.
El origen del producto, era el tradicional queso de pastores, y ha ido evolucionando y perfeccionándose hasta llegar a los productos actuales, que han resultado premiados en numerosas competiciones internacionales, llegando incluso sus productos a ganar el World Award de la Cheese Championship en el año 2010 en la categoría de oro y de plata. En la Feria Nacional del Queso que se celebra en estos días en Trujillo, también gano en aquel año premios y reconocimientos.
Y es natural que ganase tales reconocimientos, pues los quesos de la Finca Pascualete que pudimos probar, en una cata en el Palacio de Anglona eran realmente soberbios, en mi opinión. La cata estuvo dirigida por Juan Figueroa, director de la explotación quesera, y comentada por dos grandes expertas en quesos: de un lado la afinadora y maestra quesera de la fábrica, Maribel, quien nos describió las características de los quesos y su forma de elaboración y por Guillermina, la representante de la marca con quien he coincidido en otros eventos en torno al queso, y que siempre me hace disfrutar con su saber en la materia.
El queso, procede de las propias ovejas de raza de tronco merino, que pastan en la dehesa de la Finca Pascualete en Trujillo (Cáceres) donde además de pastar, también son ordeñadas. Toda la explotación se realiza en procesos ecológicos con las mayores garantías de salubridad, lo que garantiza una leche de calidad, lo cual es imprescindible para conseguir un producto de la calidad que tienen estos quesos.
Entre las variedades que probamos, pudimos disfrutar de las siguientes variedades: Comenzamos con el más suave, llamado Cumbre de Trujillo, que es un queso pasteurizado, aunque tiene en su sabor muchos matices de los quesos de leche cruda. Sorprende desde el primer momento su sabor persistente e intenso. Me gustó bastante por su textura mantecosa, pese a llevar un proceso de 45 días de maduración tras su fermentación. El queso tiene además un excelente envasado, muy ciudado por la marca.
Seguimos con el Pastura, un queso fermentado con penicilium cándidum que tras la maduración aporta muchos aromas delicados, y que tiene una pasta muy cremosa. El queso es mas viejo pero no
menos cremoso. También me gustó mucho. Además nos anunciaron que iban a lanzar unas ediciones especiales con castañas, arándanos y con trufas. Va bien en ensaladas, con dulce, fruta, y su saber es suave, dulzón y no
picón. Pese a su aspecto, al ser 100% leche de oveja no tiene toques ni sabores que recuerden al amoniaco como otros quesos de crema tipo brie, lo cual es muy agradable.
Después probamos los quesos de pasta dura de la marca, tanto el llamado Pascualino, un queso de forma ovalada que se fabrica en distintos tamaños, desde 600 gr.m hasta formato mini de 90 gr con
cuatro meses de maduración. En la cata, percibimos notas dulces tras madurar y perder la acidez,
sin ser tampoco un queso con sabor picón.
El otro queso de pasta dura, llamado Monte de Trujillo, es un queso que se prensa primero a mano
y luego por prensado mecánico y que tiene como particularidad frente a los demás que este tiene agujeros (ojos) en la pasta. Son quesos maduros, con sabor a campo, notas de heno, que encajan perfectamente con los vinos que tomamos durante la cata, los Crash de Pago los Balancines.
Finalmente, ya que como suele ocurrir, lo mejor se reserva para el final, fue poder probar la Torta de Trujillo, una torta cremosa tipo las Tortas de la Serena o del Casar, aunque producidas fuera de dichas D.O., y que tienen incluso en tamaño mini, lo cual me pareció la mejor idea, ya que facilitan su disfrute incluso a quienes vivan solos o sean solamente una pareja, sin tener que ir a quesos de tamaño grande que se resecan o terminan cansando. El afinado de estos quesos es magnífico, habiendo conseguido una torta que incluso en tan reducido tamaño está perfectamente líquida y maravillosamente fácil de untar. El sabor, intenso me entusiasmó. De hecho, tras la cata he repetido la compra de este queso en dos ocasiones, para alegría de la Rubia Azabachey de mi hijo Alberto.
Tras abrir la tapa con un cuchillo, la crema se toma con cuchara o untada en tostas. No amarga ni resulta ácida ni demasiado olorosa, muy licuada y
con intenso sabor. También tien un brillo muy característico. La torta se lleva al mercado tras una maduración de 60 días, y como el resto de los productos de la marca, tiene un maravilloso packaging, que lo hace idóneo incluso como regalo.
En resumen, los quesos de la Finca Pascualete, ofrecen una gama de productos que me gustó muchísimo, y que tanto por su forma de elaboración, como por su calidad y sabores, que aprecié muchísimo en la degustación, (y en las posteriores compras que he realizado), puedo recomendaros que lo probéis con toda confianza, que seguro que os gustarán tanto como a mí.
Aprovechando que hablamos de quesos, quiero agradeceros a todos los que nos estáis enviando vuestras recetas para el Concurso de recetas con queso que tenemos en marcha y en el que podéis participar hasta el día 15 de mayo. (Las bases, aquí)
Sed felices,
Revista Cocina
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