Revista Opinión

Problemas sociales derivados de la rigidez del mercado de trabajo

Publicado el 06 marzo 2014 por Vigilis @vigilis
Dice don José que el problema de España no es el paro. Versión en negativo de esa frase tan repetida por el gobierno de Rajoy. Entiendo que en Internet hay que llamar la atención con titulares rimbombantes. Entiendo el valor de la provocación retórica. Entiendo también que hacer de abogado del diablo es útil cuando pone nuevas ideas sobre la mesa. Lo que no entiendo es que nada de esto se haga con datos. Una provocación retórica sin datos es como un ejército sin disciplina: chusma de uniforme.
Dice el señor García que de 2002 a 2007 en España se crearon más de cuatros millones de empleos, pero que como la tasa de paro no bajó del 8% en su mejor momento, estos empleos los absorbían inmigrantes. Continúa aludiendo a la sobrecualificación que nuestro mercado laboral no demanda: esos hijos de camareros que estudian una ingeniería y que van a la cola del paro. Como conclusión, finaliza don José señalando que nuestra economía debe demandar empleos de mayor cualificación para así absorber el excedente laboral y que para ello es preciso volver a la industria y dejarnos de servir copas en los chiringuitos de playa.
Problema solucionado, ya podemos todos irnos a merendar.

Problemas sociales derivados de la rigidez del mercado de trabajo

Bulimia (Politikon).

No, no nos vayamos a merendar. Hay estuco que rascar aquí. En primer lugar, en lo que se refiere a la seguridad en el empleo, es torticero decir que esta seguridad no es ningún problema porque durante la burbuja se crearon 4 millones de empleos. Efectivamente, se crearon cuatro millones que en un par de años desaparecieron. No podemos olvidar que nuestro mercado de trabajo es fuertemente dual: por un lado están los trabajadores indefinidos y por otro los temporales. El empleo que desapareció rápidamente era de carácter temporal. Son los contratos temporales los que se comportan de forma procíclica (palabro). Es lo que algunos llaman mercado laboral bulímico: se harta de contrataciones espurias y luego las vomita. Esto aparentemente apoya el argumento del articulista: el problema no es la rigidez. Sin embargo, si miramos los empleos indefinidos, apenas vemos variación.
¿Qué ocurre? Pues que la rigidez del empleo indefinido precariza a tope el temporal. Tienes una masa laboral inmóvil y luego material excedente. El material excedente tiene una menor renta, una menor organización y menos altavoces. La política laboral de este país se hace mirando al empleo fijo. Los sindicatos jurásicos colaboran (cuando no están directamente robando con cursos de formación que no sirven para nada). Consecuencia: el material excedente no participa de la política laboral. Recordatorio: este material excedente se lo inventa el gobierno de Felipe González.
Que el mercado laboral sea rígido no sólo significa que existe un gran salto de indemnizaciones de contratos temporales a contratos indefinidos. También significa que es muy complicado saltar de un estatus al otro. Las indemnizaciones a la contratación indefinida logran que el paro de este tipo sea de más duración y también logra que los empresarios teman despedir debido a su alto coste (con lo que nuestras empresas tienen a inútiles cobrando por el mero hecho de que sale más barato que echarlos a la calle). Problema: el país se fue por la alcantarilla y un montón de empresas desaparecieron. Los indefinidos con sus indemnizaciones tardan más en acceder a otro puesto de trabajo. Y cuanto más altas son las indemnizaciones los trabajadores suelen ser de más edad y con mayor obsolescencia. Es decir, gente que jamás volverá a trabajar. De la mano de este "no volver a trabajar" se produce una caída en su estatus social. La pérdida de estatus es el inicio de una espiral de decadencia que es muy dificil de parar. Pierdes tus contactos, te tienes que mudar, cambias los hábitos. Me imagino que hay docenas de artículos donde se habla de este problema.
Y como es muy duro perder el estatus social que acompaña a la seguridad en el empleo, la sociedad (indefinida y segura) demanda proteger el empleo. Los sindicatos demandan proteger el empleo, los partidos demandan proteger el empleo (los indefinidos inseguros son purrela prescindible cuyos votos se encarga de recoger un populista alcalde con la limpieza de los jardines públicos).

Problemas sociales derivados de la rigidez del mercado de trabajo

Heráclides Póntico y Crates de Tebas. Clavaditos.

Y esto se traduce en políticas públicas. Si tú como partido político tienes un target de gente de empleo seguro que te demanda más protección, no lo vas a defraudar. El coste económico y político de dar una limosna de 400 euros al material excedente es muchísimo menor que el de hacer pagar a los indefinidos —en forma de pérdida de seguridad— una mejora de la situación laboral de todo el país.

Problemas sociales derivados de la rigidez del mercado de trabajo

Podemos jugar a esto todo el día (NeG).

Y abundando en el problema de la rigidez, no conviene olvidar que durante la mayor destrucción de empleo —no debida a motivos bélicos— de nuestra historia, los salarios de la sociedad protegida... aumentaron. Es decir, el sector público y buena parte del sector privado que concentra menor tasa de temporalidad, prefirió gastar más en salarios que en indemnizaciones por despido y en reemplazo de mano de obra (¡gracias sindicatos jurásicos!). Esto conviene recordarlo porque es indicativo de que una parte de la sociedad manda a costa del statu quo lamentable de la otra. Y además porque nuevamente indica que la rigidez del mercado laboral tiene consecuencias en cuanto a las preferencias de los actores implicados.
Por lo tanto y como conclusión, cuando don José nos dice que España no tiene un problema con la rigidez de su mercado de trabajo e ignora las consecuencias que esta rigidez enfocada a un colectivo tiene sobre las políticas públicas y las decisiones empresariales, yo la verdad es que no sé de qué me está hablando.
Que luego por pura carambola acierte a decir algo sobre la desindustrialización del país como pago por "ser Europa" es otro tema en el que tiendo a estar de acuerdo con él. Los costes de pertenecer a la UE y al euro son algo que todavía se debe estudiar con detenimiento. Por una parte, el euro nos ha traído un control de la inflación, pero por otra pertenecer al mercado común ha supuesto la perversión de nuestra evolución industrial que en lugar de modernizarse prefirió cerrar a cambio de fondos para hacer autopistas y aeropuertos para los ricos (ups, perdón: no quise insinuar que hasta las infraestructuras tienen un componente de preferencia socioeconómica, Dios me libre).
Si tú tienes un país estándar del siglo XX, keynesiano y controlas la moneda; tienes tu propia dinámica económica interna: ciertos polos industriales, ciertas zonas más de economía primaria, otros lugares como polos turísticos, etc. A la hora de meterte en una alianza económica multinacional, los polos industriales, polos turísticos y zonas de producción agraria se reparten por todo el continente. ¿Esto es malo o bueno? Ese es el debate. Y lo triste es que en este debate como en el del mercado laboral, se oculta a la gente que existen perdedores. Ese mundo ha muerto, hubo víctimas (de hecho, víctimas que hoy son zombis) y hace falta adaptarse a un nuevo mundo... donde nuevamente habrá perdedores. Ah, la resistencia al cambio, tema manido donde los haya.
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