Abro con esta entrada una serie sobre la noción de "verosimilitud" en filosofía de la ciencia (que ya me vale, después de 5 años de blog). Ya sabéis que todo lo que hay que saber sobre este tema se puede aprender en el libro Mentiras a medias, que me podéis pedir gratuitamente enviándome vuestra dirección a mi correo de la uned (jpzb [-arrobita-] fsof.uned.es).
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Sabemos, al menos desde Karl Popper, que el progreso científico no consiste, al menos no meramente, en una "acumulación de verdades", sino más bien en la sustitución de unas teorías por otras, cuando las primeras son refutadas por nuevos descubrimientos empíricos. Parece que el destino de todas o casi todas las teorías científicas "importantes" es el de acabar siendo descartadas y reemplazadas por otras teorías "mejores". La cuestión es que Popper era un filósofo realista: pensaba que el objetivo de la ciencia es la verdad, y que precisamente la razón para abandonar una teoría refutada era que la refutación equivalía a mostrar que la teoría era falsa. Pero, si todas las teorías científicas "serias" serán tarde o temprano refutadas, eso significa que todas esas teorías son, en el fondo, falsas... ¿y qué ganamos entonces al sustituir una teoría que hemos mostrado que es falsa por otra teoría que resulta que es falsa también? Nótese que para un instrumentalista esto no es un problema: las teorías "nuevas" pueden ser "mejores" en el sentido de que nos permiten calcular predicciones más exactas, p.ej., y no importa si las teorías mismas sean falsas; pero, como digo, Popper era realista, no consideraba que lo que hace que una teoría sea mejor o peor consista sólo en que sus predicciones son mejores.
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Para responder a esta cuestión, Popper propuso el concepto de verosimilitud: dos teorías falsas pueden diferenciarse en que una de ellas está "más próxima a la verdad" que la otra. El objetivo de la ciencia para un realista podría consistir, pues, en encontrar teorías que estén "cada vez más próximas a la verdad", que sean cada vez más "verosímiles" (en este sentido especial).
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Popper sugirió una definición más técnica del concepto de verosimilitud: la teoría A es más verosímil que la teoría B si (y sólo si) todas las consecuencias verdaderas de B son consecuencias de A, y todas las consecuencias falsas de A son consecuencias de B, y además A tiene alguna consecuencia verdadera que no tiene B, o B alguna consecuencia falsa que no tiene A. Dicho de otro modo: A es más verosímil que B si (y sólo si) A tiene todos los "aciertos" de B y B tiene todos los "fallos" de A. La imagen siguiente muestra esa relación, donde cada teoría, A o B, se identifica con el conjunto de todos aquellos enunciados que se siguen de ella.
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Esta definición era muy coherente con la metodología falsacionista que defendía Popper, por dos razones: en primer lugar, el falsacionismo nos sugiere preferir aquellas teorías que tengan menos refutaciones y más corroboraciones, aunque al tener algunas refutaciones sean, por lo tanto, falsas; la definición de Popper viene a ser equivalente a decir que una teoría es más verosímil que otra si y sólo si, una vez conocidos todos los hechos, el conjunto de hechos que refutan a la primera teoría es un subconjunto del conjunto de hechos que refutan a la segunda, y el conjunto de hechos que corroboran a la segunda es un subconjunto del conjunto de hechos que corroboran a la primera.
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Y en segundo lugar, algo más sutil: SI la verdad fuese que A es más verosímil que B en el sentido de Popper, de ahí se seguiría que todos los enunciados que sabemos que son verdaderos y refutan a A, también refutan a B, y todos los enunciados que sabemos que son verdaderos y corroboran a B, también corroboran a A. Por lo tanto, que A esté menos refutada y más corroborada que B, aunque tanto A y B estén refutadas, es una predicción que se sigue de la hipótesis de que A es más verosímil que B. Y por lo tanto, si esa predicción se cumple, habremos corroborado esta hipótesis. El método científico falsacionista se podría entender, por lo tanto, no como el intento de corroborar o refutar teorías "aisladas", sino como el intento de corroborar o refutar hipótesis del tipo "A es más verosímil que B" (algo que posteriormente explotaría Imre Lakatos al insistir en que la contrastación empírica de teorías siempre es comparativa: lo que hacemos es siempre juzgar de entre dos o más teorías cuál tiene más éxito en comparación con las demás).
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Por desgracia para Popper, poco tiempo después se mostró (por parte de Pavel Tichy) que esta definición era inadecuada, pues tenía la desafortunada consecuencia de que, según ella, dos teorías falsas cualesquiera no podían encontrarse en ningún caso en la relación establecida por la definición, es decir, no podía ocurrir que una teoría falsa fuese más verosímil que otra teoría falsa. O más en general: una teoría falsa no puede ser más verosímil que otra teoría, independientemente de si la segunda es verdadera o falsa. Veámoslo:
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Sea A una teoría falsa; eso quiere decir que hay al menos un enunciado falso, C, que se sigue de A. Si A es más verosímil que B, eso implica (por la definición de Popper) que hay al menos un enunciado verdadero, D, que se sigue de A pero no de B. Por tanto, el enunciado C&D también se seguirá de A (pues tanto C como D se siguen de A), pero no se sigue de B (porque si se siguiera, entonces D también se seguiría de B, y hemos supuesto que no lo hace). Ahora bien, C&D es un enunciado falso, luego existe al menos un enunciado falso que se sigue de A y no se sigue de B, por lo que A no puede ser más verosímil que B (recuérdese que una de las condiciones de la definición era que, para que A sea más verosímil que B, todos los enunciados falsos que se siguen de A tienen que seguirse de B).
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Popper reaccionó a esa demostración recogiendo el rabo entre las piernas casi por única vez en su vida, olvidándose de su definición de verosimilitud (en realidad, de sus definiciones, porque había intentado proponer una definición "cuantitativa", que también se demostró inútil), y reclamando la legitimidad de afirmar algo así como que
1) "de dos teorías falsas, una de ellas puede estar más próxima a la verdad que la otra, aunque
2) no tengamos una forma precisa de explicar qué coño quiere decir esto, y
3) el progreso científico consiste en encontrar teorías cada vez más próximas a la verdad.
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No cabe duda de que esta reacción es poco afortunada y pide a gritos mayores aclaraciones sobre la noción de "teorías falsas más próximas a la verdad que otras", y sobre todo, sobre la conexión de esta noción con los métodos de la ciencia. ¿Alguna sugerencia?
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