Y me pregunto yo, después de haber visto el film: ¿por qué esta película —o cualquier otra— tiene que renunciar a ese punto ecléctico y disperso, y decantarse por una línea clara, concreta y específica? Más allá de sus ampliamente pregonados agujeros de guión (que a alguien que, como yo, no ha visto las películas de la saga Alien, con la que ésta entronca argumentalmente, le cuesta mucho detectar) o de que sus proclamas o mensajes filosóficos puedan resultar ingenuos, naif o pretenciosos, a mí ‘Prometheus’ me ha parecido un divertimento magníficamente rodado, con una ambientación asombrosa (y sobre la cual me trae absolutamente el fresco el cálculo y distribución porcentual de efectos digitales y analógicos: mi pobre y limitado ojo es incapaz de apreciar en pantalla la diferencia entre unos y otros) y un ritmo narrativo intenso y potente.
¿Funciona? Como tesis filosófico-doctoral o biblia para confusos y atormentados, es probable que no (parece que la tercera entrega de Batman, con la que ha compartido presencia en cartelera, funciona bastante mejor en ese sentido, aunque eso es algo que aún no he podido constatar de manera directa). Pero como cine palomitero de nivel, rotundamente sí. Para algunos (por ejemplo, para mí), suficiente; el alimento del espíritu lo busco en otros pesebres... * Grageas de cine LXXIX.-* Nota complementaria: como se supone que esto del cine me sabe a poco, he abierto un nuevo blog, dedicado a temas deportivos. Con lo cual, a todos los que el presente leyeren y entendieren, se hace saber tal evento. Un enlace a él, aquí.