Se llama Lrh-1 y, hasta ahora, se pensaba en ella como una proteína hepática, pero una investigación publicada este lunes en 'Nature Medicine'
le otorga un papel mucho más amplio y la define como herramienta
esencial para conseguir el embarazo en ratones y un correcto ciclo
menstrual en mujeres.
El trabajo, liderado por investigadores de la Universidad de
Montreal, falla sin embargo en lo que se refiere a la traslación de los
resultados: aunque demuestra el rol de la proteína en un proceso que aún no se entiende del todo
(de ahí que la infertilidad siga siendo de difícil manejo en algunos
casos) no consigue encontrar una solución que implique el uso del
hallazgo.
Tras observar una posible implicación de la proteína hepática en el
proceso reproductivo, los científicos dirigidos por Bruce Murphy, del
Centro de Investigación en Reproducción Animal del centro canadiense,
desarrollaron unos ratones genéticamente modificados para no producir Lrh-1
y demostraron su hipótesis. Los animales eran incapaces de crear las
condiciones uterinas necesarias para mantener un embarazo, ya que se
formaban placentas defectuosas.
"Ya habíamos demostrado que la Lrh-1 es esencial para la ovulación,
pero ahora vemos su papel en el útero, lo que implica la posibilidad de
que la deficiencia de esta proteína contribuya al fallo gestacional",
explica Murphy.
El siguiente paso que dieron los investigadores fue demostrar si ese
fallo gestacional provocado en los ratones transgénicos podía ser
revocado con terapia de sustitución hormonal y fue ahí cuando dejó de haber buenas noticias. Los fármacos no lo consiguieron.
Si esto hubiera funcionado, es cuando hubiera tenido más sentido la
estrategia también diseñada por los investigadores canadienses de
determinar la presencia de la proteína en el útero mediante una biopsia,
algo que ellos mismos definen como "prematuro".
Sin embargo, los autores destacan que existen varios agonitas y
antagonistas de la proteína en desarrollo clínico, no para la
infertilidad sino para las consecuencias en el hígado de la diabetes tipo II. En cualquier caso, si los fármacos llegaran a buen puerto, sería más factible su estudio para una nueva indicación. Uno de los candidatos está siendo desarrollado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de EEUU.
No es la primera vez que se ve una utilidad distinta a la hepática de
la proteína Lrh-1. En 2011, investigadores de la Universidad de
California en San Francisco (UCSF) publicaron en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences'
(PNAS) un estudio en el que se demostraba su papel en el crecimiento y
proliferación del cáncer de páncreas, uno de los tumores de peor
pronóstico que existen.
Fuente: elmundo
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