Psicología del aprendizaje: algunas notas

El tema de hoy nos parece particularmente interesante, puesto que según muchos autores, explicaría la gran mayoría de nuestras conductas. Esperamos que la exposición no sea demasiado compleja y que logréis aplicarla a casos de la vida real. Comencemos.

El condicionamiento instrumental no es más que una forma más de aprender que tenemos los animales. Según él, nuestras conductas estarían controladas por sus consecuencias. ¿Qué significa esto? Vayamos por partes.

Pongamos el ejemplo de una ratita dentro de un aparato diseñado para experimentar (caja de Skinner). Dicho aparato está preparado con una palanca que, según ciertas condiciones, permite al animal acceder a una pequeña “bolita” de comida.

Pues bien, si decidimos que cada vez que la ratita presione la palanca se le administre una bolita de comida, estaríamos planteando un programa de reforzamiento continuo: cada respuesta (presionar la palanca) es seguida de una consecuencia (la aparición del reforzador que es la comida). Al hacerlo en varias ocasiones, el animal aprenderá que su respuesta produce ciertos cambios en su medio, de manera que la repetirá en el futuro con una mayor probabilidad. Su conducta está siendo reforzada positivamente.

Este ejemplo podría aplicarse a los niños que, tras emitir conductas consideradas apropiadas (estudiar, portarse bien, compartir, etc), son elogiados por sus padres o reciben algún tipo de premio. Lo importante realmente es que esté clara la relación entre la respuesta y el reforzador, de forma que pueda aprenderse bien. Esto se conoce como contingencia.

Veamos otra variante. Si de repente, tras haber aprendido nuestra ratita que su respuesta conduce a la comida, dejamos de administrársela a pesar de pulsar la palanca, comenzaría el llamado proceso de extinción. El animal, frustrado, pulsaría una y otra vez la palanca tratando de conseguir el alimento, sin comprender muy bien por qué ha dejado de salir. Tras un período variable de tiempo, terminaría por rendirse y dejaría de emitir la conducta. (Ver estallido de respuesta).

Este último bien podría ser el caso de una persona que no recibe atención alguna por parte de los demás cuando hace algo que no está bien, llegando por lo general a dejar de hacerlo.

Finalmente, apuntar una cuestión más. Si en nuestro mismo ejemplo, sustituyéramos el premio de la bolita de comida por una ligera descarga eléctrica al apretar la palanca, probablemente nuestra ratita pronto aprendería a no pulsarla más. Es el caso del llamado castigo positivo, y también puede aplicarse a muchos de nuestros comportamientos que, al ser recriminados, tienden a dejar de emitirse.

Para no extendernos demasiado, estas han sido sólo algunas notas sobre Psicología del aprendizaje. Esperamos ir introduciendo nuevas aportaciones en el futuro.

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