Sigo con recetas fresquitas. No sé por qué extraña razón, este verano me ha dado por encender el horno de mi casa lo mínimo (véase que hablo del de mi casa, porque el horno del obrador está a tope durante todo el año). Últimamente huyo de cualquier plato que requiera ser comido a una temperatura más alta que la ambiental. Imagino que esta nueva manía vendrá dada por estar sufriendo unas temperaturas excesivamente elevadas para una ciudad como Salamanca. Obvio que es verano y es lo que toca, pero creedme que los grados que están marcando los mercurios durante los últimos días no es ni medianamente normal para este sitio. Ni siquiera refresca a primera primerísima hora de la mañana...
Además de esto, intuyo que también me influye muy negativamente el no poder ir a la piscina, que permanece cerrada desde el confinamiento el pasado mes de marzo. Y es que, al volver de la pisci de verano (en época estival entrenaba en la de fuera), llegaba por las tardes a casa con una agradable sensación de fresquito, que ahora no obtengo ni duchándome cuatro veces al día (no exagero).
Un panorama de bochorno y pegalús, que trato de cobatir con alimentos y bebidas fresquitos. Para comer, ensaladas, platos fríos y mi zumo de tomate preparado con mucho hielo. Y de postre o merienda, bombones helados, tartas frías o postres cremosos y suaves como el que os trigo en el día de hoy. Atención porque os va a encantar. Además es súper sencillo y no lleva absolutamente nada de azúcar.
Veréis:
La base es una crujiente masa elaborada a partir de galletas sin azúcar y mantequilla, como la que haríamos para una cheesecake.
El interior, una suavísima y delicada crema con sabor a mantequilla de cacahuete.
Y para rematar, nata montada y unos cuantos hilos de mantequilla de cacahuete.
Una deliciosura que tenéis que probar sin remedio.
Pudding de mantequilla de cacahuete (sin azúcar):
INGREDIENTES (para 4 ramequines de unos 10-12cm)
- Para la base:
- 100g de galletas María sin azúcar, finamente trituradas
- 1 cucharada de edulcorante
- 38g de mantequilla fundida
- Para la crema:
- 400g de leche entera
- 2 yemas de huevos M
- 35g de edulcorante
- 12g de maicena
- 1/2 cucharada de harina
- 1/8 de cucharadita de sal
- 60g de mantequilla de cacahuete cremosa
- Para la cobertura:
- 300g de nata líquida para montar
- 2 cucharaditas de edulcorante
- Unas gotas de extracto de vainilla
- Mantequilla de cacahuete
PREPARACIÓN
- Precalentamos el horno a 170ºC.
- Mezclamos los ingredientes de la base. Cubrimos con ello la base de nuestros recipientes. Compactamos bien. Horneamos 8 minutos a 170ºC. Dejamos templar.
- Mientras, calentamos la leche en un cazo hasta que hierva.
- Por otra parte, batimos las yemas con las harinas, la sal y el edulcorante.
- Cuando la leche entre en ebullición, la vertemos poco a poco sobre las yemas, batiendo con energía.
- Devolvemos la mezcla al cazo y calentamos a fuego medio, removiendo continuamente, hasta que espese y entre en ebullición. Retiramos del calor y agregamos la mantequilla de cacahuete. Integramos.
- Vertemos sobre nuestros moldes (con la base horneada), filmamos a piel y reservamos dentro de la nevera hasta que enfríe por completo.
- Cuando la crema esté bien fresquita (yo la hice la tarde anterior para comerla de postre al día siguiente), montamos la nata con la vainilla y el edulcorante. Formamos rosetones sobre la crema y decoramos con unos hilitos de mantequilla de cacahuete. Por último, añadí unos Conguitos ^_^. Reservamos dentro de la nevera hasta que lo vayamos a consumir.