Mira que han pasado años desde aquella acertada campaña viral pre-Internet promovida en 1999 por la Coordinadora Ciudadana Teruel Existe y parece que ese lema ha calado hondo en la sociedad española a través de los años.
Pues sí amigos, doy fe, Teruel existe y goza de buena salud turística, buena parte de culpa la tiene su arquitectura mudéjar, ese evocador arte mestizo que resulta de la confluencia de albañiles moros y arquitectos cristianos, un arte único declarado Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO.
Catedral de Teruel
Destacaríamos del pequeño y acogedor casco medieval turolense las Torres de El Salvador y San Martín, que vienen a ser un alminar almohade decorado al estilo árabe con azulejos verdes.
Torre de San Martín
La Catedral de Teruel, de varios estilos, con su cimborrio y su techumbre declarada como "La Capilla Sixtina del Mudéjar" donsde se alternan en su decoración toda clase de figuras geométricas e imágenes de oficios, reyes, nobles y caballeros, toda una enciclopedia visual de la vida medieval. La torre de la catedral también es de inspiración mudéjar.
Torre de El Salvador
La visita continúa hacia el famoso Mausoleo de los Amantes de Teruel, un pequeño museo nos retrotrae a la leyenda (para mí exagerada y sobreexplotada) de Isabel de Segura y Juan Diego de Marcilla, allí nos encontramos con sus tumbas y sus momias, que no son sino un aperitivo previo a la visita que me parece mucho más interesante a la meliflua y edulcorada figura de los Amantes en sí.
Previo pago de 9 Euros (Entrada combinada junto al mausoleo) podemos acceder a una visita guiada por la fascinante Iglesia de San Pedro, de clara inspiración bizantina en su interior y mezcla de modernismo y mudéjar, la visita guiada además de esclarecedora, incluye una subida a la torre y un tour por el ándito de la catedral, por lo visto, mandado construir por puro capricho de unos nobles, y único en el mundo.
Continuamos el paseo por la ciudad de Teruel y nos topamos con la célebre Plaza del Torico, flanqueada por la casa del mismo nombre, de estilo modernista, uno de tantos edificios de este mismo estilo que hay en Teruel, gracias al trabajo del arquitecto Pablo Monguió, que fue alumno aventajado de Gaudí.
Finalizamos la ruta en La Escalinata es en definitiva la imagen resumida de Teruel para el viajero que llegaba a la ciudad y en la actualidad constituye la obra clave del neomudéjar turolense.
Y poco más que resaltar de tan accesible y amable ciudad, facilmente visitable, finalizamos la jornada en el vetusto Gran Café de Teruel con una buena cerveza Ámbar en mano debatiendo sobre lo divino y lo humano, al día siguiente nos esperaba uno de los pueblos más bonitos de España.
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