Hace ya nada menos que veinte años, los amantes del cine tuvimos en 1994 un año de “gran cosecha” con títulos emblemáticos que el tiempo ha puesto en su sitio. En aquellos días de mitad de los noventa coincidieron los estrenos de cintas como La máscara, Mentiras arriesgadas, Speed, Peligro inminente, Ed Wood, Frankenstein de Mary Shelley, Balas sobre Broadway, Entrevista con el vampiro, Leyendas de pasión, Priscilla reina del desierto, Wyatt Earp, El rey león, Tres colores: rojo, Quiz Show, Cuatro bodas y un funeral, Mujercitas, Cadena perpetua o Forrest Gump, gran triunfadora en los Oscar. Y entre tanto encarnizado competidor por la atención de un público abrumado surge un jovencito Quentin Tarantino con una provocadora catedral fílmica llamada Pulp Fiction por la que su autor ganó entre otros reconocimientos el Oscar al mejor guión original o la Palma de Oro del Festival de Cannes. Cuando Clint Eastwood, presidente del jurado ese año, leyó el nombre de la premiada y entre una atronadora ovación se oyó a una mujer gritar que la película era una mierda y el premio una vergüenza, logró además del despectivo gesto del dedo índice del director subrayar que el mundo no estaba acostumbrado a este tipo de cine, muchos eran los que no estaban preparados para disfrutarlo sin escandalizarse y, sobre todo, que la película aguantaría como una roca el transcurso del tiempo.
Además del archiaplaudido guión, el rompedor ritmo narrativo con saltos temporales, la magistral estética pop, la falta de complejos para utilizar la violencia como recurso artístico, los diálogos que han memorizado miles de fans a lo largo de estos años o las referencias cinefílicas que resaltan el apabullante conocimiento del autor sobre el medio en el que se mueve son argumentos suficientes como para que estemos ante una de las cintas cabeza de mil listas de favoritas que se han hecho sobre el séptimo arte. Pero hay más. El enorme reparto en plena sintonía con el proyecto o la banda sonora absolutamente brutal redondean un producto que aúna calidad y marketing en igual medida (y estamos hablando de uno de los mayores filones económicos que se han visto en el cine). Y luego está el mítico baile entre Uma Thurman y John Travolta…
La gran ventaja de escribir en la fecha de su aniversario sobre esta historia (no sobre depravación y amoralidad, sino sobre redención y buenas elecciones) y no en la fecha de su estreno, es que a estas alturas resulta superfluo meterse en el berenjenal de explicarles a ustedes de qué va la historia; así las cosas puede uno centrarse en guiñar cómplice a los millones de fans y discrepar siempre en son de paz de los (cada año menos) detractores, cosas de la perspectiva que regala el tiempo y de que cada vez se escandalice uno menos por lo que presenta Tarantino en este trabajo. Reconocido apasionado del talento de este artista, sólo me queda escribirle a esta película mi particular postal que rece: “Feliz madurez, veinte años juegan en tu favor, que cumplas muchos más en tu reinado. Posdata: ¡Esmarelda no es un nombre de España!”.
Dirección: Quentin Tarantino. Año: 1994. Duración: 153 min. Intérpretes: John Travolta, Samuel L. Jackson, Uma Thurman, Bruce Willis, Harvey Keitel, Eric Stoltz, Tim Roth, Maria de Medeiros, Amanda Plummer, Ving Rhames, Rosanna Arquette, Christopher Walken, Quentin Tarantino, Peter Greene, Phil LaMarr, Paul Calderon, Burr Steers, Frank Whaley, Steve Buscemi Guión: Quentin Tarantino y Roger Avary. Música: varios.