Revista Cocina
Supongo que a estas alturas se nota que en casa nos gusta el pulpo, nos gustaría poder contar con un buen pulpo fresco, pero últimamente siempre lo compro ya cocido porque las veces que he intentado comprarlo fresco al final ha quedado muy salado. Claro que no es lo mismo pero como se suele decir a falta de pan buenas son tortas. Esta receta la puede hacer todo el mundo porque no tiene la más mínima complicación, es solo dejar que se poche bien la cebollita y tendremos un éxito asegurado.
Para esta receta necesitamos:
Un pulpo cocido de un kilo aproximadamente 2 cebollas 2 dientes de ajo. 1 tacita de aceite Unos granos de pimienta, una guindilla, un clavo, una hoja de laurel 1 tacita de vino blanco.
Limpiamos los ajos y los cortamos en trocitos, en una sartén ponemos el aceite y doramos el ajo, cuando el ajo esté ya dorado añadimos las cebollas cortadas en trocitos pequeños, salpimentamos, ponemos también el laurel, los granos de pimienta y el clavo, dejamos pochar a fuego lento hasta que la cebolla empiece a tomar color.
Troceamos el pulpo en trozos medianos, limpiamos la cabeza y la troceamos también, reservamos el jugo que tenga, añadimos el pulpo a la sartén junto con el jugo reservado, la guindilla cortada en trocitos y la tacita de vino, dejamos cocer hasta que se reduzca el liquido y ya lo tendremos listo para servir.