Revista América Latina

Puntuales con la Cofradía

Publicado el 03 noviembre 2014 por Ángel Santiesteban Prats @AngelSantiesteb

masónLa masonería regular en Cuba se adjudica una gloria que no le pertenece. En el curso del siglo XX, se apropiaron de la obra histórica que, gracias a Vicente Antonio de Castro, en el siglo anterior, decidió crear el Gran Oriente de Cuba y Las Antillas (GOCA), puesto que el Gran Maestro de entonces, no inmiscuía su quehacer en la vida sociopolítica de la colonia, y se plegaba a los designios del capitán General de la Isla, que a su vez, respondía a los intereses de España.

Gracias a la necesidad patriótica de Vicente Antonio de Castro, al ver a su pueblo sufriendo las imposiciones que sesgaban sus libertades, a través de las logias creadas a lo largo de toda la isla a partir de 1862 — luego de que el más alto funcionario de la masonería regular le negara cualquier posibilidad de rebeldía en las logias existentes–, comenzaron la pléyade de hombres ilustrados y valientes, las discusiones políticas y sociales sobre la realidad de la isla y el camino para lograr esos sueños.

No encuentro intromisión política en que un Gran Maestro opine sobre los problemas acuciantes del país, como la educación, salud pública, y todo lo que encuentre perjudicial para el pueblo cubano. Desde la creación de la masonería nacional, el silencio los ha convertido en cómplices indirectos de las crisis y penurias en la nación. Sin embargo, y como signo contradictorio, hasta hoy la masonería regular le hace homenajes a aquellos irregulares que demostraron el proceder honorable ante el reclamo de la patria, y humillaron a los regulares que, escondidos en interpretaciones justificativas de la Legislación Masónica, se mantuvieron hincados de rodillas ante el poder que los oprimía.

Para colmo, y como ironía abyecta, en la actualidad, los masones regulares tratan y valoran a los masones irregulares como enfermedad incurable, y su trato es penado por sus leyes, si participan en sus sesiones. En buena lid, la masonería regular no debería considerar “hermano” a tantos que hoy alardean de pertenecerles, puesto que en el ara no juraron sobre su Legislación, como Carlos Manuel de Céspedes, Antonio Maceo, Ignacio Agramonte, solo por citar tres, de las decenas de cubanos que buscaron una masonería alternativa que no fuera complaciente y sumisa.

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Ángel Santiesteban-Prats

Prisión Unidad de Guardafronteras. La Habana. Octubre de 2014.


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