¿Qué causa un ataque de pánico?

Los ataques de pánico son bastante más comunes de lo que todos desearíamos. Ya comentamos anteriormente algunas pautas sobre cómo combatirlos, y ahora quisiéramos destacar algunas de las causas que se han planteado para su aparición. Así, es importante mencionar que muchos de sus síntomas son producidos por una elevación de la adrenalina en nuestro organismo, la cual acaba por activarlo desmedidamente.

Parece claro que aspectos como el agotamiento, la sobrecarga nerviosa o la ansiedad latente causada por conflictos psíquicos, estarían jugando un papel relevante en el desencadenamiento de un ataque. Sin embargo, además de la tensión emocional, se han apuntado algunas causas físicas que parecen tener más repercusión de lo que en un principio se pensaba. Entre ellas destacamos:

Niveles bajos de glucosa o ayuno prolongado. Nuestro organismo, cuando se encuentra en un estado de emergencia nutritiva, utiliza la adrenalina para abrir los canales de reserva de glucosa del hígado, lo cual puede causar síntomas propios de un ataque de pánico.

Problemas en el oído interno. Los problemas de oído pueden llegar a causar mareos, lo cual hace que percibamos que todo se está moviendo a nuestro alrededor y nos asustemos más de la cuenta.

Tensión arterial baja. Al privarse de oxígeno al cerebro, podemos llegar a experimentar ansiedad, mareos e incluso desmayos. Es conveniente vigilar este aspecto.

Reacción a un fármaco. Incluso los tranquilizantes y los antidepresivos pueden provocar problemas de ansiedad al principio del tratamiento. Por eso se aconseja estar informado de que esto puede suceder y que no nos pille de improvisto.

Dejar de fumar o dejar el alcohol. Es lo que se conoce vulgarmente como “el mono” o el síndrome de abstinencia. Tu cuerpo no te va a poner fácil que dejes de administrarle una sustancia así como así, pudiendo aparecer temblores, agitación y nerviosismo.

Ropa muy ajustada. Sobre todo si es en la parte del pecho, puede conducir a estados de hiperventilación, la causa principal de un ataque.

Finalmente, problemas digestivos. Cualquier molestia que nos oprima el diafragma puede provocarnos sensaciones desagradables, pudiendo conducir a niveles de angustia que desemboquen en el pánico.

Por todo esto, siempre que sea posible conviene controlar estos factores, a fin de evitar situaciones de riesgo que pudieran desembocar en un ataque de pánico. Si no pueden evitarse, al menos el hecho de saber por qué te esta ocurriendo esto, puede ayudarte mucho a afrontar la situación.

foto|Ambro