Revista Cocina

¿Qué comía Don Quijote? [Apuntes de Gastronomía cervantina]

Por Capitan_rabano @pardeguindillas

Duelos y quebrantos, olla podrida, “salpicón las más noches (sic)” y un “palomino de añadidura los domingos”.


Estas son algunas de las referencias que el propio Miguel de Cervantes pone en boca de su ingenioso hidalgo y hemos de entender que la dieta de nuestro personaje no debería diferir mucho de la del resto de la población de su época.
Pero entremos en detalle, porque estoy seguro de que la lectura de las siguientes líneas va a deparar algunas sorpresas y generará algún debate.
Estamos en un mundo a caballo de los siglos XVI y XVII. Las técnicas agrícolas han mejorado mucho respecto a siglos anteriores, la producción es mucho mayor y ha aumentado la población, aunque el hombre común sigue dependiendo de resultados de cosechas y sobreviviendo a epidemias recurrentes. Eso por no hablar de la sangría humana que suponían guerras y emigraciones.
El comercio mundial ha crecido, pero muchos de sus productos no están al alcance de los comunes o aún no han demostrado su utilidad para alimentar a la población europea (caso de las patatas o tomates) por lo que se depende de los productos de temporada y proximidad para la subsistencia que, dicho sea de paso, era mucho más fácil que en siglos anteriores o que en latitudes diferentes.
Pero vamos al grano, ¿que comería don Miguel?, ¿dónde lo haría?
Comería olla podrida, un antecedente del cocido o puchero en sus diversas modalidades y que ha conservado el nombre en algún lugar, aunque hay que entender que seguramente no estaríamos ante una receta fija, sino más bien ante una forma de cocción de la legumbre del lugar y de la temporada a la que se incorporaba carne, tocino, etc para convertirla en una olla poderida o “potente”
Comería duelos y quebrantos, referencia que genera controversia y que no queda claro si se refiere a un revuelto con sesos o a uno de huevos y torreznos. El Diccionario de autoridades, se inclina por lo primero, al referirse a ellos como “llamen en La Mancha a tortilla de sesos”.
Aunque claro, puede que las más de las noches la cena fuese una sopa o caldo hecho con poco más que un hueso de jamón y un nabo y aquí conviene recordar que muchos españoles vivían de “la sopa boba”, esa que se repartían en los conventos y de la que se alimentaban estudiantes, desertores de galeras y rufianes varios.
¿Qué comía Don Quijote? [Apuntes de Gastronomía cervantina]
¿Y que desayunaban?, en Madrid se hace referencia a la naranjada o al aguardiente de letuario, un desayuno de campeones que se consumía (algo muy madrileńo) fuera de casa y de camino a los quehaceres del día y que consistía en un buen trago de aguardiente acompañado de confitura de cáscara de naranja amarga y miel, ¡casi nada!.
Fue famoso y hasta seña de la ciudad, a él se refieren muchos escritores de la época, como el mismo Luis de Góngora, que en su afamada "Andeme yo caliente" pide que gobiernen sus días:
"Mantequillas y pan tierno
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,y ríase la gente"
Si vivías en Madrid o Valladolid, te esforzarías por parecer “cristiano viejo” y por tanto despreciarías el aceite de oliva y cocinarías con manteca “como dios manda”. Hay escritos que hablan de olor a comida de moriscos refiriéndose al olor a sofrito.
Como puede atisbarse, la comida de la época parecía una oda al colesterol, una dieta de vísceras y tocino conservada en escabeche a la que no se tenía en cuenta las frutas de temporada que se consumían poco y como entrantes 
¿Y qué beberías?. Vino… vino malo, muy malo y aguado y seguramente no beberías cerveza, algo que se identificaba como propio de flamencos herejes (si hubiésemos bebido más cerveza y menos vino aguado o agua contaminada, puede que hubiéramos tenido una población más sana y longeva, tal y como ocurrió en Alemania)
¿Y dónde lo harías?. Había un auténtico universo de posibilidades para comer en Madrid. No está muy clara su tipología. Parece ser que tendríamos botillerías, ventas, tabernas, posadas… su clasificación se hacía en función de la categoría y de si en ellas se servía o no vino, si había comida y cama o si se podía o no jugar a naipes. Al final, y por mucho que las autoridades intentaran fijar un número máximo de establecimientos y las condiciones de los mismos, todo se embrolla y acaba siendo similar.

¿Qué comía Don Quijote? [Apuntes de Gastronomía cervantina]

Le faltaron 3 años a D. Miguel para ver la Plaza Mayor terminada


A este respecto me permito recordar que si bien Botín figura oficialmente como el restaurante más antiguo del mundo, en realidad era una posada y aún tardarían más de 100 años en llegar a Madrid los restaurantes con un concepto parecido al actual, debiendo adjudicar a Lhardy ese honor, pero claro, para ello hubo que hacer una revolución en Francia y liberar del servicio a un montón de mayordomos que fueron fundando restaurantes por toda Europa. Pero esa es otra historia que otro día contaremos.
Fue precisamente en una taberna de la calle Tudescos de Madrid donde Cervantes conoció a la que sería la madre de su única hija y es que Don Miguel frecuentaba las tabernas y disfrutaba jugando a naipes los dineros propios y extraños, motivo, al parecer, por el que llegó a ser encarcelado.
Y es que nuestro escritor más famoso fue hombre valiente, antiguo militar pendenciero y bravucón frecuentador de antros, amante de la vida y dotado de un gran sentido del humor. Celebremos pues su legado y comamos mejor de lo que el hidalgo Alonso Quijano y él mismo hicieron en vida.

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