Un meteoroide es un cuerpo menor cuyo tamaño está comprendido entre 100 mm y 50 m, esta definición puede variar pero es la utilizada por la Royal Astronomical Society. Los meteoroides como el polvo interplanetario, procede de los desperdicios de la formación del sistema solar, de las colisiones de cuerpos, y de eyecciones de cometas. Suelen ser de tipo condrito (rocoso), acondrito (parecido a rocas ígneas) o metálico.
Estos se mueven en órbitas alrededor del sol, y como se ha dicho en su mayoría provienen de eyecciones de cometas o de colisiones de cuerpos celestes, estos y estos se hayan concentrados en el plano de la eclíptica, disminuyendo su número conforme nos acercamos al sol y conforme nos acercamos a Júpiter, ya que ambos astros capturan gravitacionalmente la mayoría de los meteoroides.
Los meteoroides asociados a cometas o asteroides se convierten en meteoros cuando interceptan la Tierra, un meteoro (estrella fugaz) es el fenómeno luminoso que se puede observar desde la Tierra cuando el meteoroide choca contra la atmosfera terrestre y por fricción con esta se ponen incandescentes, popularmente se les denomina estrellas fugaces. Esta interacción ocurre en la Termosfera a una altura entre 80 y 120 km, la velocidad de entrada varía desde los 11 km/s para los meteoros más lentos hasta los 80 km/s para los más rápidos. Veamos porque reproduce esa incandescencia del meteoroide al interaccionar con la atmósfera; las partículas atmosféricas chocan contra la superficie del meteoroide aumentando su temperatura, este proceso aumenta conforme se disminuye la altura, cuando el meteoroide alcanza una temperatura determinada comienza el proceso de ablación.
Es decir el calor producido por el rozamiento es suficiente para sublimar los átomos y las moléculas del meteoroide, en esta etapa la pérdida de masa es rápida, esta pérdida de masa ocurre de varias formas, la más importante es la separación de átomos y moléculas individuales del meteoroide, aunque hay otros procesos de pérdida de masa como chispas sólidas expedidas desde la superficie del meteoroide o fragmentos que se separan por la presión. El destello luminoso no es causado por la masa del meteoroide sino por su alta energía cinética, interacciona a una altura de 120 km y pueden llegar hasta los 25 km de altura en su recorrido según sea su tamaño y velocidad, a esa altura final ya han perdido toda su energía y velocidad inicial. Cuando la mayor parte de la masa se ha consumido, el meteoro deja de verse. En el caso de meteoroides muy pequeños, la ablación es tan fuerte que se evapora todo el material, en los cuerpos más grandes al disminuir su velocidad queda una masa residual que termina por alcanzar la superficie terrestre en forma de micrometeoritos tras varios minutos de vuelos sin luz.
Los meteoros (estrellas fugaces) están asociados a cometas y asteroides, estos cometas y asteroides siguen órbitas alrededor del Sol, entonces los restos de estos cuerpos (los Meteoroides) estarán a lo largo de la misma órbita que el cuerpo del que ha sido eyectado, por tanto podemos conocer de qué cuerpo menor proviene el meteoro solo con calcular su órbita, así a lo largo del año podemos ver diversas lluvias de meteoros como es el caso de las Perseidas (asociada al cometa 109P/Swift-Tuttle) de Agosto o de las Leónidas (asociada al cometa Tempel-Tuttle) de Noviembre, estas lluvias se presentan en periodos temporales según la época del año, como hemos dicho las perseidas se presentan en agosto, concretamente del 25 de julio hasta el 27 de agosto, con un día de máximo de apariciones de meteoros que se suele presentar la noche del 12 al 13 de agosto, este día es cuando la tierra intercepta una mayor densidad de partículas en su órbita y es cuando se pueden observar más estrellas fugaces. Al número máximo de meteoros por hora se le denomina THZ y es el número que se observaría si el radiante estuviera en culminación y con una atmosfera estable y limpia, la THZ de las perseidas suele estar en 80 meteoros/hora. Si se produce el paso de su cometa asociado, en los próximos años se verá incrementado el número de meteoros observables pues habrá repoblado su órbita de nuevos meteoroides.
Un fenómeno muy interesante son las tormentas de meteoros, normalmente en el tubo meteórico (tubo meteorito es la órbita donde están distribuidos) los meteoroides se distribuyen en filamentos entonces hay zonas de más densidad que de vez en cuando la Tierra intercepta, entonces se produce una autentica tormenta de miles de estrellas fugaces, como fue el caso de las Leónidas de 1998, cuando en un minuto se podían contar hasta 60 meteoros, lo que daba una THZ de unos 2000 meteoros.
Debido a que los meteoroides que pertenecen a un determinado tubo meteórico tienen aproximadamente los mismos elementos orbitales, todos ellos se mueven siguiendo direcciones paralelas, por tanto podemos definir la dirección de un radiante de una lluvia de meteoros como la tangente a la órbita de los meteoroides en el punto donde la tierra la corta. Entonces cuando diversos meteoros provenientes de la misma órbita interaccionan con la atmósfera parece como si provinieran de un mismo punto en el cielo, es decir si el trazo que dejan en la bóveda celeste lo trasladamos hacia atrás, para varios meteoros, parece como si partieran de un mismo punto, es un fenómeno parecido al que se produce cuando se va circulando por un túnel, con luces a lo largo del recorrido, y hay una sensación de que todas estas luces parecen venir del final del túnel. A ese punto de salida de meteoros se le denomina radiante, y se le pone el nombre de la constelación en la que parecen provenir los meteoros.
Este radiante varía de posición en la bóveda celeste a lo largo del tiempo debido al movimiento de la tierra alrededor del sol.
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