En esta ocasión contamos con una firma invitada: Ana Hidalgo, psicóloga y escritora que nos habla en este post de un tema de relevancia, pero pocas veces comentado: el del duelo por una pérdida ambigua.
En estos tiempos en los que por fin nos atrevemos a hablar de duelo, suicidios ydolor, he notado una carencia a nivel mediático, el explicar qué es una pérdida ambigua.
Sabemos que toda pérdida conlleva un duelo, pero ¿son todos iguales?, ¿qué es eso de la pérdida ambigua?, ¿es común?
Por lo general, asociamos el duelo a la pérdida por fallecimiento de un ser querido. Sin embargo, no tiene por qué ser así, hay muchos tipos de duelos que no implican muerte. Por ejemplo, podemos experimentar un duelo al mudarnos y dejar atrás a nuestros amigos y nuestro hogar.
Otros ejemplos pueden ser cuando un ser querido sufre algún tipo de demencia, como el Alzheimer, que nos impide conectar con la persona que nosotros recordamos; también cuando nos dejan sin ningún tipo de explicación; o perdemos la custodia de un hijo.
Cada duelo es único, pero todos implican dolor y pérdida a distintos niveles: emocional, mental, psicológico, social, físico, e incluso espiritual.
Hoy quiero destapar un tipo de duelos, más común de lo que pensamos, pese a no recibir gran atención mediática. Me estoy refiriendo al duelo o pérdida ambigua.
Qué es una pérdida ambigua
Hace tiempo leí una noticia que me impactó: en Estados Unidos desaparecen cada año 600.000 personas. Aunque el artículo decía que algunas eran encontradas días más tarde, ¿qué ocurre con las que no aparecen nunca?, ¿cómo viven ese duelo sus familias?
Como te puedes imaginar, lo viven de una forma dura, sin saber si sus seres queridos aparecerán o no; sin saber qué les ha pasado y sin saber cómo enfrentar esta noticia.
Si bien este es el más claro ejemplo de pérdida ambigua, hay otros bastante más comunes que puede que tú mismo/a hayas experimentado.
Al fin y al cabo, la pérdida ambigua es la que se produce sin cierre, sin comprender lo sucedido.
El ejemplo más sencillo que se me ocurre son los casos de Ghosting. Si no estás familiarizado con este anglicismo, es lo que antes decíamos “ir a por tabaco y no volver”.
¿Cuántas personas abandonan sus familias o parejas y se marchan sin dar ningún tipo de explicación?
Por un momento ponte en sus zapatos. ¿Cómo crees que reaccionarías?, ¿cuánto tiempo tardarías en asumir que se ha ido?, ¿le darías vueltas al qué paso, al por qué?
Si te ha sucedido esto con alguien con quien sintieras mucho apego, es probable que hayas transitado un duelo ambiguo.
Cuando te dejan sin explicaciones te quedas “rayado”, sin saber qué ha sucedido o qué hacer, y aunque pueda parecer un duelo normal, no lo es. Es una pérdida ambigua y tiene sus propias características.
Características del duelo o pérdida ambigua:
Como habrás podido deducir, cuando alguien desaparece de repente, bien por un secuestro, causas naturales o su propia decisión, las personas que se quedan y sufren su pérdida atravesarán un tipo de duelo especial, el duelo ambiguo.
Entre sus características más comunes están:
Es un duelo confuso e incomprensible.
Pese a que la pérdida es tangible y comprobable (al fin y al cabo, la persona que se ha marchado o desaparecido ya no está) el duelo es confuso. Surgen dudas sobre si esa persona volverá o no. Por eso, es posible que sigamos aferrándonos a su recuerdo y a la ilusión de su deseada vuelta.
Supone un alto grado de incertidumbre
Al no tener claro lo que ha sucedido o está sucediendo, se genera mucha incertidumbre que puede llegar a obsesionarnos. Es frecuente preguntarse constantemente qué ha podido pasar, generar cientos de hipótesis y preguntas, desvelarse dando vueltas a la información que se tiene tratando de escrudiñar lo sucedido…
Mantiene el dolor más tiempo
Cuando no se sabe si se ha perdido o no a alguien, la ausencia nos trae su recuerdo a cada paso, haciendo más presente el dolor de la pérdida. Así, frena el poder evolucionar en la transición del duelo, deteniéndolo en las fases iniciales como negación o negociación.
Como suele decirse: “el que espera desespera, y esperando se consuela”.
La pérdida ambigua paraliza
La incertidumbre que produce también nos deja incapaces de seguir con nuestra vida, sin rumbo. Surgen grandes dudas ante cualquier decisión. Por ejemplo, ¿sigo con mi vida o busco a esa persona desaparecida?, y de buscarla, ¿por cuánto tiempo?, ¿cuándo parar?
Puede generar trastornos emocionales
Al quedar atrapado en la búsqueda de explicaciones, puede imposibilitar crear planes de futuro y generar gran ansiedad y depresión.
Dificulta el cierre del duelo con la despedida
Especialmente en las personas desaparecidas, y de las que no se encuentra el cadáver, es difícil elaborar una despedida. ¿Cuánto tiempo hay que esperar para enterrar a alguien que ha desaparecido?
Hace plantearse el papel que uno juega respecto a la sociedad
Con frecuencia es posible sentirse descolgado socialmente, sin saber en qué lugar uno se encuentra. Por ejemplo, si mi pareja ha desaparecido, ¿sigo estando casada, soy viuda?, ¿cuántos hijos tengo si uno ha desaparecido, pero no tengo constancia de su muerte?, ¿debo hacer un funeral e invitar a los demás para acompañar un ataúd vacío?
La pérdida ambigua nos hace sentir incompetentes, solos e incomprendidos.
Nos lleva a pensar en las injusticias y en lo insignificante que podemos llegar a ser. Algunas ideas frecuentes son: ¿por qué a mí?, ¿por qué pasan estas cosas?, ¿por qué me insisten en que pase página si todavía no hay nada claro?, ¡el mundo es injusto!
Qué hacer con un duelo ambiguo
Lo cierto es que no hay una respuesta sencilla, pues cada caso tiene sus propias características particulares.
En mi novela, Con las Maletas en la Puerta, planteo un ejemplo de cómo nospuede afectar una pérdida ambigua y cómo superarla. En ella encontrarás herramientas y estrategias usadas en terapia que pueden serte útiles en este tipo de situaciones.
En cualquier caso, si tuviese que destacar algunos aspectos importantes para superar la pérdida ambigua, destacaría los siguientes:
Se necesita apoyo y comprensión de familiares/amigos y, en muchos casos apoyo psicológico con un profesional.
Es importante arriesgarse a avanzar y seguir adelante, incluso aunque la incertidumbre del qué pasó o hacia dónde vamos aceche.
Realizar algún tipo de ritual de despedida que ponga un punto y a parte en esta etapa de nuestra vida.
Asumir que superar la pérdida no significa borrar a esa persona de nuestra memoria. De lo que se trata es de aceptar la nueva realidad que se nos plantea por delante.
Si estás atravesando un duelo y se te está haciendo muy cuesta arriba, mi mejor recomendación es pedir ayuda profesional. Si deseas recibir la mía, ya sabes que me tienes a tu disposición, me encuentras en terapiaconAna.com
¡Mil gracias, Ana! Si os habéis quedado con ganas de más, aquí podéis ver una entrevista que le hice a Ana sobre su libro. ¡No os la perdáis! ¡Abrazos!