Urbótica es un término relativamente nuevo que empezó a utilizarse hace tan solo un par de años cuando las palabras domótica e inmótica comenzaron a quedarse cortas en su definición ante las nuevas soluciones tecnológicas que se estaban planteando para las ciudades en términos de automatización.
El término urbótica proviene de las palabras urbs, que significa ciudad en latín, y tica de automática, palabra que en griego significa que funciona por si sola.
Con base en lo anterior, urbótica se puede definir como el conjunto de servicios e instalaciones públicas que se encuentran automatizados en una ciudad con el fin de mejorar la gestión energética, la seguridad, el bienestar o confort, las comunicaciones de todos los usuarios de estos servicios públicos y la calidad de vida de los ciudadanos, en pocas palabras, se podría definir como la integración de la tecnología en el diseño inteligente de una ciudad.
Singapur, ciudad líder en urbótica. Foto: wallsdl.com.
La urbótica cumple un papel fundamental en las Smart Cities (ciudades inteligentes), debido a que se encarga de captar información del medio a través de cámaras y sensores, luego procesa y analiza esa información para tomar decisiones y posteriormente ejecuta las acciones correspondientes, optimizando recursos y aumentando la eficiencia.
El campo de acción de la urbótica es bastante amplio y esto se debe a que la composición tan compleja que tienen las ciudades de hoy convierte a cada componente de ciudad en prospecto de ser automatizado o intervenido por la urbótica con miras a llegar a transformar la ciudad en una Smart City.
En la actualidad, los principales campos de acción de la urbótica son:
» Movilidad urbana.
» Eficiencia energética.
» Gestión de infraestructuras públicas y equipamiento urbano.
» Seguridad pública.
Es muy importante dejar claro que la función de la urbótica va más allá de la automatización de servicios e instalaciones públicas, pues es fundamental que todos estos sistemas estén integrados, es decir, que todos hablen el mismo idioma, que manejen el mismo protocolo de comunicación, para que puedan intercambiar información y de esta manera permitir, por ejemplo, que la información que capta una cámara del sistema de seguridad pueda ser utilizada por el sistema de gestión de tráfico o por el sistema de gestión de iluminación pública para realizar alguna acción específica.
En este mismo sentido, en una Smart City también se deben integrar la domótica y la inmótica a la urbótica para intercambiar información con los sistemas del consumidor final (viviendas y edificios) que al fin y al cabo es el actor principal de una ciudad.
Barcelona, otro ejemplo a seguir en urbótica y smart cities. Foto: Next Stop Barcelona.
Por: César M. Montañés