Cada primavera y cada otoño tienes una nueva oportunidad de revisar tu relación con tus prendas de ropa. El cambio de armario es tu momento para evaluar tanto la ropa de la temporada que acaba de pasar, y de decidir cuáles prendas invitarás a pasar los próximos meses contigo. Por lo tanto no es una coincidencia de que el Proyecto 333 inicia apenas una semana después del cambio de cada estación, invitándote a echarle un vistazo al detalle a los contenidos del mueble más grande de tu habitación.
¿Cuánto cabe en un armario?
Sin abrir la puerta de tu armario, ¿serías capaz de hacer una lista de cada prenda que se esconde en su interior? ¿Cuantas camisetas tienes? ¿Cuántos jerseyes? ¿Y de qué colores? ¿Cuál es la prenda más antigua que tienes? ¿Y la más nueva?
Empezar esta lista es fácil: las prendas de cada día son fáciles de recordar. A partir de la prenda 20 que las cosas se ponen complicada, y si se requieren detalles, peor aún. No te sorprendas si no llegas a enumerar ni la mitad de las cosas que están en tu armario, aún estarías encima de la media, por lo menos entre las mujeres.
Por supuesto, más grande el armario, más cosas tendrás. Aún si en su día compraste un armario el doble del tamaño necesario (o tu habitación ya venía con un armario empotrado de pared a pared), es probable que ahora esté lleno. ¿Qué hay ahí dentro?
Prendas favoritas, planes y por-si-acaso
Podrías clasificar el contenido de tu armario en diferentes categorías. Hay aquellas prendas que utilizas a menudo: tu camiseta favorita, la falda que tanto resalta tus bellas piernas, la camisa que te hace sentir poderosa y segura de ti misma. También hay algo de ropa para ocasiones especiales: quizás unos vestidos o trajes elegantes para eventos especiales, tu vestido de boda y un traje de esquí. ¿Y lo demás?
Lo que no usas cada día lo tienes, porque crees que algún día lo utilizarás. Quizás ya tienes la fecha del bautismo de tu sobrino y aquel vestido tiene su razón de ser. O quizás compraste esta camisa de colorines en la esperanza de que algún día se te presentara la oportunidad de utilizarla. Por si acaso, ahora tienes una opción más, a pesar de que en el fondo ya sabes que jamás te desviarás de tu estilo habitual.
Manos a la obra: ¿Por qué lo compraste?¿Por que lo guardas?
Si te decides de hacer una revisión real a tu armario esta semana, sé honesta contigo mismo. No lo saques todo para simplemente volver a meterlo de forma ordenada, separando la ropa de invierno de la de verano y buscando una organización por colores. Esta temporada tú puedes ir un poco más allá: mira tus prendas con atención y si no es una prenda de las que usas con gusto, piénsatelo bien antes de volver a guardarla.
Salvo que se trate de una prenda muy específica (como el disfraz de papá Noel para sorprender a tus sobrinos), la frecuencia de uso es un muy buen indicador para el valor real de una prenda. El dialogo interior dentro de una tienda de ropa es muy diferente al dialogo interior frente a tu espejo en casa y lo que te pareció una idea genial bajo las luces de neon y las altavoces de música techno ahora parece que no encaja del todo en tu día a día.
Acéptalo: Si no lo has utilizado en los últimos seis meses (y no te ves utilizándola en los siguientes seis meses, no hace falta que la guardes. No te conviertes en mala persona solo por donar ropa que no has utilizado nunca. Tan solo te convierte en una persona realista que se aprecia a ti mismo.
Deshazte de las prendas que no te quedan bien
Teóricamente nos vestimos para protegernos del frío. La realidad del día a día es un poco más complicada: nos vestimos para potenciar un aspecto de nuestra personalidad, para proyectar una imagen de quién somos y (o) para encajar en el espacio social del momento: en el gimnasio llevas chandal, en una boda llevas vestido (y nunca se te ocurriría de intercambiar los dos).
Tu personalidad se ve reflejada en los colores que has escogido, el corte de las prendas, tu preferencia en las telas, o quizás el ícono de tu marca favorita. No te vistes al azar. Las prendas que no te quedan bien casi nunca salen de tu armario. ¡Ahora es un buen momento para que salgan de tu armario para siempre!
Algunas razones que te ayudarán a decidir:
- hay algún desperfecto que no se puede (o no quieres) arreglar, ya sea por viejo, o porque pensabas que "algún día arreglaré los bajos de este pantalón"
- los colores no te favorecen
- el corte te hace sentir gorda (o muy delgada)
- el tacto de la tela sobre tu piel no te gusta (¿plástico?)
- en cinco años no has tenido ocasión de utilizarlo
- te has cansado de la prenda
Cualquiera de estas razones es suficiente para actuar. Tu armario no es un repositorio de ropa sin uso ni tampoco es el vertedero de tus sueños. Es tu caja de tesoros que te permite estar a gusto y a convertirte en quién quieres ser, cada día. Las prendas sin uso solo dificultan este camino, así que hazte un favor y quítalas de tu vida. Habrá otras personas que las necesitan más que tú.
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Otros recursos
Descárgate la guía del armario minimalista si necesitas un manual para los primeros pasos.
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