Aquellos que nos iniciamos en la lectura del género juvenil hace ya unos cuantos años, conocemos más que de sobra la obra de Marianne Curley. Sus libros, El círculo de fuego y la trilogía Los guardianes del tiempo (Los elegidos, La oscuridad, La llave), no sólo tuvieron un gran éxito y lograron destacar en este género que, por aquel entonces, empezaba a arrancar todavía despacito, sino que marcaron un antes y un después gracias a su innovadora forma de contar historias.
Por otro lado, todas sus obras se inscriben dentro de la temática fantástica, un género que la autora confiesa amar. Además, las aliña acertadamente con un poco de romanticismo. Aunque poseen argumentos distintos, tanto la saga como el libro independiente que hemos nombrado más arriba tienen como punto común los saltos temporales en los que una buena ambientación juega un papel clave, para lo que es fundamental una profunda investigación.
El círculo de fuego fue publicado en trece países y a España llegó de la mano de la editorial Salamandra en 2001. También fue este sello el encargado de traernos la trilogía Los guardianes del tiempo, cuya tercera parte se publicó en nuestro país en 2004. Esta saga tampoco se queda atrás, y es que fue traducida a ocho idiomas. A pesar de que la escritora poseía un escaso repertorio, todas las obras publicadas de Marianne Curley habían sido un éxito; es más, si miramos ahora las cosas con algo de perspectiva, no es difícil darse cuenta de que si estos libros hubieran sido publicados en la actualidad, probablemente ya habrían sido seleccionados por alguna productora americana para ser llevados a la gran pantalla, como hacen con muchas otras series últimamente. La pluma de Curley era marca de calidad y sus libros siguen vendiéndose todavía hoy en nuestro país; sin embargo, tras dar fin a su trilogía, no se había vuelto a saber nada más de la autora por estos lares.
A decir verdad, no fue hasta que me encargaron escribir esta sección cuando descubrí la trágica situación que ha estado viviendo esta gran escritora durante los últimos años: resulta que mientras Curley estaba terminando de escribir La llave, cayó muy enferma. Los médicos le diagnosticaron mielofibrosis, un peligroso trastorno de la médula ósea en el que nuestro organismo reemplaza gradualmente nuestra médula por tejido fibroso. Marianne tuvo que enfrentarse a un difícil trasplante de médula al que le siguió una durísima rehabilitación, y por si esto no hubiera sido bastante, la autora sufrió una desafortunada caída tan sólo unas pocas semanas después de la operación, en la que se fracturó tres vértebras. Por culpa de esa aparatosa caída tendrá que cargar el resto de su vida con una lesión de espalda que conlleva una movilidad reducida. A pesar de todo, Curley dice sentirse una mujer agradecida, ya que contó con el apoyo de su familia y amigos, y su propia hermana fue la donante de las células necesarias para el trasplante. Sin ninguna duda, afirma haber aprendido mucho de todo aquello.Es trágico observar cómo la vida de una persona puede verse truncada de semejante manera de la noche a la mañana, si bien es verdad que es en las situaciones adversas cuando algunos dan lo mejor de sí mismos y Marianne ha demostrado ser todo un ejemplo de superación. Además, ha sido capaz de sacar fuerzas de flaqueza: la autora ha escrito ya dos nuevos libros que están pendientes de ser editados. El primero de ellos, Cadenas, se aleja de lo que hasta ahora conocemos de ella, contando la historia de dos jóvenes que pierden a su madre y cómo esto les afecta. Desde luego, una historia basada en lo aprendido de su experiencia a la hora de enfrentarse a su complicada enfermedad y la pérdida, con la que consigue demostrar aún más, si es posible, que es mucho más que una gran escritora. El segundo libro, La marca del faraón, vuelve de nuevo a la línea fantástica sobre la que tanto disfruta escribiendo.
Desde aquí sólo nos queda darle todo nuestro apoyo difundiendo su historia de fuerza, coraje y valía y, por supuesto, desearle lo mejor mientras esperamos a que sus nuevos libros, que seguro serán un éxito, lleguen hasta nuestras librerías.