Revista Cocina

¿Qué fue de unas buenas patatas fritas?

Por Baco Y Boca @BacoyBoca

Es curioso como algo que tanto nos ha acompañado y que tanto nos gusta se degrade tanto. Hablamos de las patatas fritas. ¿Quién puede resistirse a ellas?. Esa reflexión hecha por Borja Martínez es el embrión de Las Fritas. No hablamos de las patatas chips envasadas, sino de aquella patata pelada, puesta en agua (así lo vi hacer de pequeña) que provocaban una lluvia de salpicaduras de aceite caliente al echarlas en la sartén para freírlas. Y yo siempre temía echarlas...

Era lo mejor para acompañar cualquier plato. De hecho, estoy segura de que eran la excusa ideal para hacernos engullir de niños aquello que, acompañado de otra cosa, no hubiéramos comido.

De aquellas patatas doradas, crujientes por fuera y blandas por dentro poco queda, a no ser que las hagamos en casa. La comercialización de las patatas congeladas y algunas de las marcas de fast food más famosas destrozaron totalmente este sencillo manjar. Las bolsas de patatas precocinadas de pasta de patata (esas las que tenían y no eran huecas) se convirtieron en un socorrido acompañamiento en muchas casas. Tanto, que muchos de los niños, cuando probaban una patata frita de verdad, la rechazaban porque "sabían a algo". Pero muchos otros que crecimos con las patatas frescas, sin congelar, hicimos todo lo contrario y dejamos de comerlas si no eran hechas por nosotros.

¿Qué fue de unas buenas patatas fritas?

Borja Martínez guardaba ese recuerdo del cucurucho de patatas que tomaba en las ferias con su padre, como si se tratase de un manjar digno solo de las fiestas de guardar. Es posible que ni las patatas ni el momento fueran tan extraordinarios, pero ese romántico recuerdo hacía que echara de menos un lugar que las dignificara. Así creó Las Fritas.

Las Fritas inició el camino en Barcelona con un local take away en el castigado Passeig Joan de Borbó. Allí encontró un público y un tráfico de gente para ofrecer su proyecto. La cuestión es que su ubicación tenía, como casi todo, una parte buena y una parte mala. Un tráfico asegurado, pero en gran número, un público turista. Ya sabemos que los barceloneses rechazamos y prejuzgamos (en ocasiones erróneamente) lugares como este por estar donde están. En cualquier caso, las Fritas sigue estando allí y sigue ofreciendo sus cucuruchos de patatas.

No conforme con eso, Borja quería seguir montando templos de Las Fritas para predicar su misión y quería hacérselo llegar a la gente de aquí. Porque no quiere que se le vea como un lugar cuya preocupación primera sea vender y vender. Sin duda hablamos de un negocio y tiene que ser rentable, pero el modelo de las Fritas insiste en dar un buen producto, de calidad y bien hecho, aunque sean patatas.

¿Qué fue de unas buenas patatas fritas?

Cañas y Fritas es el nuevo local que, además de ofrecer sus cucuruchos para llevar, ofrece un lugar para tomar alguna cosa más. Sus patatas y sus salsas no faltan, incluyendo alguna que a priori nos resultara extraña pero que vale mucho la pena probar y dejarse convencer.

Una cervecería pensada para el tapeo a la hora del vermut o a media tarde. Un lugar de reunión no para grupos numerosos, ya que el local no es muy grande, pero si para aquellos que quieran entrar a tener un momento relajado de charla tomando algo.

Allí encontraremos el mismo formato que en Las Fritas: patatas frescas, con un tamaño grande, fritas de tal forma que conservan el interior relleno. Un método para el que Borja buscó y rebuscó la mejor forma y maquinaria. Para acompañarlas encontraremos toppings y salsas. Podemos añadirles Roquefort, Chilli con carne, 2 quesos (Cheddar y Emmental), pimientos del padrón, huevo campero (de Calaf), jamón ibérico o butifarra, que hacen a la plancha y añaden troceada. Como salsas, la típicas brava, all i oli, de Roquefort... y su salsa saté de cacahuete!. Si, como lo oís. Hay que sucumbir y probarlas para notar un sabor diferente.

¿Qué fue de unas buenas patatas fritas?

Pero además de las patatas, las gildas, las anchoas, las olivas especiadas o las croquetas también forman parte de la pequeña carta de Cañas y Fritas completar un buen tapeo. Y, aunque no pierde de vista que el eje principal es el que es, sus croquetas de chipirón, jamón o setas trufadas son muy buenas, de aquellas que no te hacen dudar de cuál es su ingrediente principal.

Las Fritas añade a sus locales de Barcelona, Bilbao y Valencia un hermano mayor que amplia un poco sus miras, pero que no quiere olvidar su objetivo: unas buenas patatas fritas.

De vez en cuando, hay que relajarse y volver a jugar, a la infancia. Porque reconozcamos que cuando tenemos unas buenas patatas fritas delante todos picoteamos. Unas patatas mimadas, hechas en un aceite con temperatura controlada y durante un tiempo determinado. Aunque no lo parezca, en Las Fritas nada es al azar.

Pequemos chicos, mañana ya compensaremos un un healthy food...

¿Qué fue de las patatas fritas?. De las buenas claro está... Click to Tweet


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