Revista Coaching

Qué hacer cuando tienes miedo a todo

Por Maria Mikhailova @mashamikhailova
Qué hacer cuando tienes miedo a todo

Este nuevo post puede ser de mucha ayuda para muchas personas y, además, también surge a partir de una pregunta de una alumna del curso SelfCoaching. Y es que en este curso tan profundo abordamos temas que nos preocupan a la mayoría, nos impiden avanzar o alcanzar la vida de nuestros sueños.

Así que decidí grabar un vídeo para poder responder a una pregunta muy habitual también en mis procesos de Coaching con clientes. En esta ocasión tiene que ver con ese fiel amigo que nos acompaña a lo largo de nuestra vida, el miedo. En este post te voy a compartir algunas pautas para saber qué hacer cuando tienes miedo a todo. El famoso miedo al miedo.

Si sientes que en este momento tienes algún miedo en concreto o, por el contrario, sientes que tienes miedo a todo, continúa leyendo porque te voy a compartir cómo puedes transformar esta situación.

Y si no tienes tiempo de leer el post, también puedes ver o escuchar directamente el vídeo en el que te explico los pasos a seguir.

Cuándo aparece el miedo. Entendiendo su disparador.

Tal vez sientes miedo a todo como la alumna de mi curso SelfCoaching que me consultó sobre este tema. Tu miedo aparece ante la necesidad de tomar una nueva dirección, al hacer un nuevo deporte o en cualquier otro momento cuando te pones a hacer otras cosas.

Incluso puede que te pase como a esta alumna. Te preparas con anticipación, pero cuando andas nerviosa siempre pasa algún imprevisto, te cuesta mucho llegar al lugar donde querías o tenías que ir, te pierdes, se te olvidan las llaves o pierdes el foco.

¿Cómo se puede solucionar esta situación? ¿Cómo perder ese miedo o lidiar mejor con él?

Sentir miedo en una etapa de nuestra vida seguramente se deba a alguna razón. Puede ser una etapa larga. Incluso puede que se haya convertido en nuestra forma de ser, nuestra identidad. En este caso, el trabajo es más profundo.

Entonces, hay que ir trabajando poco a poco. Precisamente, en el curso SelfCoaching vamos trabajando poco a poco con las emociones, con las creencias, etc.

Puede ser algo puntual. Por ejemplo, un cambio importante en tu vida, un cambio laboral, la pérdida de un trabajo o la pérdida de un familiar, un cambio de país o de casa, una mudanza, una situación particular respecto a los hijos, a la pareja o tu familia...

Entonces, puede ser que haya una época en tu vida en la que sientas más miedo. Yo misma, como ya te he contado en numerosas ocasiones, también he sentido en algún momento de mi vida ese tipo de miedo. En mi caso, solía coincidir con cambios importantes como un cambio de país o de trabajo. Incluso, tenía la sensación de sentirme desubicada.

Ahora vamos a ver cómo podemos trabajar ese miedo.

Cómo creamos cualquier emoción

Yo siempre cuento que el miedo es una emoción necesaria y positiva, pero cuando se convierte en algo recurrente que nos está impidiendo llevar una vida normal, se convierte en una emoción que necesitamos cambiar.

Todas las emociones las creamos en base a 3 aspectos:

  • El enfoque. En qué me estoy enfocando.
  • El lenguaje. Qué significado le doy a eso que me está pasando.
  • Y, por último, la fisiología. Cómo mi cuerpo responde a los pensamientos, a las creencias, al lenguaje o al enfoque. Y el cuerpo también ayuda a generar un determinado estado emocional.

Cambia tu enfoque, tu lenguaje y tu cuerpo

Lo primero es detectar cuándo sientes ese miedo. Y hacerte la gran pregunta: ¿En qué te estás enfocando? En definitiva, ¿cómo surge el miedo?

En esta parte, te toca ponerte a pensar. Por ejemplo, el otro día ibas a hacer un nuevo deporte. Hiciste todo bien, pero tal vez te preguntas por qué anticipaste tanto las cosas o por qué quisiste prepararlas tanto. Tal vez por miedo a no hacerlo bien o por miedo a que algo fallara.

¿Y si te enfocas en que todo va a salir bien? ¿Y si te enfocas en la parte positiva? ¿O si te enfocas en el aprendizaje? Tal vez ese deporte no salga bien, pero puedes disfrutar también de lo que salga mal porque es parte del proceso.

De hecho, el miedo desde un punto de vista más profundo, casi espiritual, tiene que ver con no aceptar la vida tal y como viene. Tiene que ver con querer controlar nuestra vida y que todo sea como nosotros creemos que debe ser. Pero la vida muchas veces nos sorprende y sucede justo lo contrario.

De hecho, si somos excesivamente perfeccionistas o controladoras, la vida nos va a dar mucho caos o mucha imperfección. Con lo cual intentaremos todavía forzar más las cosas para controlar y cuando se nos vaya de las manos, podemos sufrir incluso de estrés, ansiedad, etc.

Con lo cual, tal vez te estás enfocando en el control de las cosas... Pero te puedes enfocar en el aprendizaje, en que la vida es incierta, la vida es cambiante...

La vida no es como crees que debe ser, sino que todo lo que ocurre es en realidad por tu bien. Y de esta manera, estamos cambiando nuestras creencias. Estamos dándole otro significado a nuestra vida o a las situaciones que estamos enfrentando.

Entonces, lo primero sería detectar en qué te estás enfocando, qué lenguaje utilizas y también te puedes ayudar con el cuerpo.

Yo misma sé lo que es sentir miedo ante situaciones novedosas. Como, por ejemplo, cuando me hice coach y tenía que dar mis primeras sesiones. Sentía miedo porque pensaba que no lo iba a hacer del todo bien o que podían criticarme.

Lo que me ayudó muchísimo en aquel momento fue cambiar mi lenguaje y cambiar mi cuerpo. Me ponía más erguida. Incluso me ponía con una sonrisa forzada, me miraba al espejo y creaba mis nuevas afirmaciones.

Decía, por ejemplo: "Soy una mujer segura, positiva". "Todo saldrá bien y si no sale bien, está bien también". "La vida me está dando nuevos aprendizajes". "La vida me está trayendo nuevas situaciones para que yo pueda crecer".

El otro día leía en Instagram un post que sigo. El post decía: "Cuando pedía al universo valentía, la vida me puso situaciones complicadas". Es decir, si quieres ser valiente, no vas a ser valiente en lo fácil.

O cuando quise ser una persona más paciente, la vida me puso en situaciones muy extremas donde lo normal es sentirse impaciente.

Es decir, todo lo incómodo de la vida nos permite crecer.

Problemas de seguridad y problemas de calidad

De hecho, hay dos tipos de problemas: problemas de seguridad y problemas de calidad. A continuación, te voy a explicar un poco sus diferencias por si no conoces en qué consisten, pero si quieres profundizar más sobre este tema, puedes ver este vídeo que grabé hace un tiempo: Problemas de calidad y seguridad

Los problemas de seguridad son aquellos que nos molestan, pero que mantenemos porque es más cómodo. Por ejemplo, quizás no estoy cómoda en mi trabajo, pero es un trabajo que ya conozco. Es un trabajo que ya sé hacer, aunque no sea feliz en él. Ya tengo más o menos el control, tengo esa seguridad, así que lo mantengo.

Es la famosa anécdota del perro que está sentado en un clavo y se queja. Así que le dicen que se cambie de sitio. Y el perro dice que es más cómodo seguir ahí que salir.

Entonces, los problemas de seguridad son esos problemas de los que nos quejamos, pero no queremos en el fondo cambiar porque sabemos que, si los cambiamos, entramos en un mundo de descontrol.

Precisamente, "los problemas buenos" que todos deberíamos tener son estos problemas de calidad. Cambiar de trabajo cuando no me hace feliz el que tengo. Salir de una relación que me hace sentir infeliz. Empezar algo nuevo que siento que quiero hacer, pero todavía no sé el cómo.

Es decir, hacer cosas que, aunque sepa que no son cómodas de hacer al final me permitirán crecer. Y esos son los buenos problemas. Pero hay que aceptar que habrá dificultades.

Ese es el nuevo enfoque. Enfocarme en donde puedo crecer y no en evitar mis problemas o dificultades, porque las dificultades son parte de la vida. Esa es una nueva creencia que también hay que generar, repetir y enfocarnos en ella.

Sólo hay dos caminos: el del amor y el del miedo

Es verdad que las personas cuando sentimos miedo en muchas situaciones o durante mucho tiempo, es como si ya estuviéramos instalados en ese miedo de forma continuada. El famoso miedo a todo.

En el fondo lo que nos ocurre es que estamos desconectados de nosotros. Desconectados de nuestra alma, de nuestra esencia que es amor. Y el amor es confianza.

Entonces, si nos hemos acostumbrado a ir por el camino del miedo, significa que nos hemos desconectado de quién somos nosotros realmente.

Somos amor. Somos alma. Somos parte del Universo. Somos el universo mismo y nada malo nos puede pasar, ya que, si somos el universo, somos nosotros quienes creamos nuestra vida.

¿Qué cosa mala nos puede pasar? Incluso las cosas malas en el fondo nos están enseñando.

Cómo salir del miedo

Así que la única forma de salir de ese miedo generalizado es dándonos cuenta de nuestra grandeza, que somos almas y nada real puede ser amenazado.

Incluso las dificultades que nos da la vida son aquello que necesitamos para poder crecer.

La clave está en la confianza. La confianza ciega. Pero la confianza no está en la seguridad. De hecho, la confianza y la seguridad son dos energías contrarias como ya expliqué en este post.

La seguridad es saber con certeza qué va a pasar, pero la vida no nos puede dar esa información de antemano.

Entonces, se trata de confiar ciegamente en nosotros, en la vida, en los demás. Confiar en que todo lo que nos ocurre es por nuestro bien y desde ahí es cuando empezamos a conectar con el amor. Desde ahí empezamos a disipar ese miedo.

El enfoque es muy importante porque es el inicio de todo. Recuerda, las emociones las creamos en base al enfoque, significado y la fisiología, pero el enfoque es lo primero de todo. En lo que te enfocas, se expande la energía y vas a recibir más de eso en lo que te enfocas.

Una pequeña práctica para integrar todo

Para finalizar, vamos a hacer un pequeño ejercicio práctico y que puedes realizar siempre. Es muy sencillo.

La próxima vez que sientas miedo, permítete sentirlo. Muchas veces sentimos un poco de miedo y lo rechazamos. Si quieres aprender cómo gestionar emociones negativas, en este post te explico cómo hacerlo. Sentimos una emoción y la dejamos en un segundo plano. No queremos sentirla, pero la emoción no se va. Sigue ahí y hasta que no la hayamos sentido, va a estar apareciendo en nuestra vida.

Así que, lo primero es que cuando sientas miedo, permítete sentirlo un minuto o un par de minutos. No es necesario que estés una hora porque quizás eso sea contraproducente. Entonces, cuando te permites sentir esa emoción, le permites salir.

A continuación, vas a ver en qué parte del cuerpo sientes la emoción. Algunas personas lo sienten en las manos, otras en el pecho, en el estómago, a veces en las piernas, en los pies... Cada persona tiene su punto débil o ese punto donde se acumula esa tensión.

Después, vas a llevar toda tu atención a esa parte del cuerpo donde estás sintiendo ese miedo. Ese es el enfoque. Estás llevando tu atención a un punto en concreto de tu cuerpo y vas a imaginar que estás llenando ese punto con amor, con una nueva energía.

Aquí puedes jugar. Es decir, puedes darle un color a esa emoción. Un olor. Una forma. Por ejemplo, puede ser una nube. Puede ser incluso un objeto que te guste. Puedes repetir también una frase, un mantra como: "Todo está bien", "La vida me sostiene", "Nada real puede ser amenazado", "Estoy a salvo", "La vida es sabia", "Gracias", "Te quiero" ... Aquí cada uno puede elegir la frase que surja y que sea una frase o unas palabras poderosas.

Y desde ese lugar, desde esa aceptación vas a estar un ratito llenando esa parte del cuerpo donde se acumula ese miedo con esa otra energía amorosa.

Como ya te he dicho antes, lo puedes hacer a través de palabras, colores, imágenes, frases, etc. También es importante en esta parte seguir respirando para ir rebajando la otra energía y dando paso a la nueva.

Y cuando hayas hecho esta pequeña visualización dando amor a esa parte de tu cuerpo donde se ha acumulado ese miedo, también puedes hacer un pequeño ejercicio de gratitud. Empieza a agradecer todo lo bueno que hay en tu vida. De nuevo, estamos trabajando con el enfoque.

Estás llevando tu foco a cosas positivas que ya están en tu vida y que nadie te las puede arrebatar, al menos en este momento. Pueden ser tus hijas, tus hijos, tu salud, el lugar en el que vives, tu pareja, tus padres, tus amigos, tener comida, casa, dinero, poder viajar... Sea lo que sea por lo que estés agradecido. Incluso puedes dar gracias por tu cuerpo, por poder ver, poder hablar...

La idea es poder llenarte de esa nueva energía que vuelve a conectarte otra vez con el amor que somos. Vuelve a anclarte en la energía positiva del amor y te aleja del miedo. La gratitud es esencial.

Entonces, después de todo esto, habrá cambiado por completo tu emoción o se habrá reducido bastante el miedo. Y cuando vuelva a aparecer el miedo, vuelve a hacer este ejercicio. Así, vuelves a reenfocarte. Vuelves a darle otro sentido a lo que haces, a lo que eres y vuelves a conectar con tu esencia.

Es un trabajo, pero si llevamos mucho tiempo en el miedo hay que hacerlo muchas veces para ir cambiando continuamente ese enfoque. Realmente es posible lograrlo cuando uno quiere realmente tener problemas de calidad y puedes conseguirlo haciendo un pequeño esfuerzo. Merece mucho la pena.

Deseo que estos consejos te sirvan y que nos cuentes si alguna vez tú también sentiste miedo a todo. O que nos compartas si tienes algún otro truco o ejercicio que te funcione para trabajar el miedo.


Volver a la Portada de Logo Paperblog