Si hoy te comparas con la persona que eras diez años atrás, ¿estás satisfecha con lo que ves? ¿Estás consciente de todo lo que has hecho (y que has dejado de hacer) en estos diez años? ¡Has aprendido tantas cosas! ¡Has formado tu personalidad durante todo este tiempo para hoy ser exactamente quién eres!
El poder de lo que haces hoy no lo puedes apreciar hoy, y sí dentro de muchos años. Meditar cinco minutos esta mañana no te dará más paciencia por la tarde cuándo descubres que tu pareja se ha olvidado otra vez de sacar el perro al medio día. Pero sí sigues meditando 5 minutos cada mañana, te ayudará de mantener la calma en la mismo situación dentro de tres años.
Las actividades pequeñas sí importan
Cinco minutos de meditación al día de convertirán en una persona más paciente. Cinco minutos de repasar vocabulario cada día mejorará mucho tu domino de un nuevo idioma. Las pequeñas actividades repetidas tienen un efecto acumulador potente - tanto para el bien como para el mal.
Si cada día dedicas tiempo a quejarte, a sentirte inútil, a lamentarte, a estar avergonzada de ti misma, este comportamiento acabará siendo parte de ti. Las palabras que dices, las frases que escribes, la gente con las que pasas tu tiempo, los mensajes y la media que consumes, todo deja huellas, todo te afecta...
La diferencia entre quién eras diez años atrás y quién eres hoy es el resultado de cómo has vivido tu día a día.
La diferencia entre quién eres hoy y quién serás dentro de diez años será el resultado de lo cómo vives tu día a día mientras tanto.
Tu vida es aquí y ahora - y afecta tu futuro
Hay cierta tensión entre "vivir cada día como si fuera el última" mientras este último día a lo mejor tardará unas cincuenta años más en venir. O quizás no hay tensión. Las cosas positivas dejan su huella hoy, y trazan tu camino en los años por venir. Un acto / una actitud / un comentario pequeño y sin importancia, cuando se repite muchas veces, se convierte en algo grande.
Si quieres cambiar, empieza hoy. ¡Y hazlo por ti!