Revista Cultura y Ocio

¿Qué le sucedió a La Atlántida?

Publicado el 09 abril 2014 por Albilores @Otracorriente

Atlántida 

La Atlántida como la conocemos en el imaginario colectivo no deja de ser un mito alimentado desde la literatura durante siglos. La cuestión que debemos afrontar es si pudo existir en el pasado un lugar que se correspondiera más o menos con las teorías o tesis que sostienen que existió algo similar a una gran civilización, lo que se ha llamado habitualmente el continente perdido.

Ahora bien, ¿qué podemos entender en relidad por La Atlántida? Quien haya leído las tradiciones de los escritores antiguos sobre La Atlántida desaparecida, sobre todo el relato de Platón, no duda un instante de que no se trata de una fábula, sino de un hecho cierto. El gran filósofo griego relata en Timeo que el primer legislador de Atenas, Solón (hacia el año 600 A. J.), se trasladó a Egipto para estudiar la legislación del antiguo Estado del Nilo. El propio Solón, según le dijeron, no podía saber nada de sus antepasados, pues el antiguo reino griego había sido destruido por los terremotos y con él habían desaparecido todos los testimonios. Pero ellos, que vivían en la tierra cenagosa del Nilo, libre de terremotos, y que, al contrario de los griegos, estaban familiarizados con la historia, sabían todavía bastante de aquel reino. En efecto, los antepasados de Solón habían dirigido el alzamiento de los pueblos sometidos de la cuenca del Mediterráneo contra el reino tirano de La Atlántida. Así los griegos -lo que también es muy significativo y suena bastante verídico- aparecen ya en los comienzos de la historia como los primeros luchadores por la libertad.

La descripción que los egipcios esbozaron de la isla Atlántida conserva todavía, a pesar de las numerosas adulteraciones que ha debido sufrir desde Solón hasta Platón, los rasgos inconfundibles de lo que se llama islas de estela. A cinco días de navegación de la costa de Gibraltar, había en el Atlántico una cadena de islas y el rey de la isla mayor había conseguido el dominio sobre el resto. Estas islas tenían elevadas montañas y, a causa de su clima marítimo, estaban pobladas de bosques, además de que, algo característico de las islas de estela, eran ricas en fuentes termales. Se hacía llegar el agua a las ciudades a las casas y pórticos, con lo que los habitantes de La Atlántida dieron a los pueblos antiguos el ejemplo para la instalación de las termas, que admiramos en las ruinas de las ciudades antiguas.

Al igual que todos los reinos costeros e insulares de la historia, los reyes de La Atlántida adquirieron su poderío gracias al comercio marítimo y crearon un imperio colonial como posteriormente hicieran los fenicios, cartagineses, griegos, romanos, normandos, venecianos, portugueses, holandeses, españoles, ingleses y japoneses.

Pero, ¿qué le sucedió a La Atlántida? Una teoría más o menos aceptable es que, hacia el año 9.000 a.C. las islas fueron sacudidas por violentos terremotos y debieron hundirse en el mar. Esta interpretación tiene todos los rasgos de veracidad, desde el punto de vista de las ciencias naturales. Es posible que en los tiempos futuros no se sepa nada de nuestra historia cultural, pero un investigador puede descubrir los indicios de culturas universales, como nos ha sucedido a nosotros, como han sido descubiertos restos en América del Sur o China. Hoy tenemos escudos ingleses que han sido desenterrados en África del Sur y Australia. Hoy, hay certezas de culturas similares a ambos lados del Atlántico – los mayas, los incas, los aztecas, en el lado americano y, en el euroasiático, las civilizaciones babilónicas de Asia Menor, los etruscos prerromanos de Italia, los aqueos helénicos de Homero, las culturas de Micenas y Creta y las mauritánicas antiguas del norte de África.

Todos estos pueblos adoraban al Sol en templos orientados astronómicamente, utilizaban un calendario del mismo tipo fundamental, embalsamaban a sus muertos y conocían la forma esférica de la Tierra 3.000 años antes de Moisés; sin embargo, se retrocedió después al extremo de que, en Europa Occidental, hace 300 años, se quemaba en la hoguera al que enseñaba estos conocimientos, ya presentes en los hombres de ciencia 5.000 años a.C.

La Atlántida, como todas las culturas insulares, debió de ser el rebrote de una civilización continental, lo mismo que Inglaterra es un brote del Imperio Romano y Japón, la hija insular de la madre China. En la costa occidental de Europa, en los Pirineos y en las vertientes de la Riviera se han descubierto en las cuevas de las montañas los restos culturales de razas que encontraron su fin, evidentemente, en la época glaciar, cuyas últimas generaciones, probablemente, vivieron en esas cuevas. Y los pintores que cubrieron las paredes de estas cuevas no eran hombres primitivos -en el sentido peyorativo que se da a esta expresión-, sino gente dotada de una gran sensibilidad artística. Sin embargo, todavía, no podemos decir que La Atlántida, el continente perdido, sea un problema resuelto.


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