Tengo 33 prendas en mi armario, y aún así dudo ante la tarea de hacer la maleta. Teóricamente podría llevarme la totalidad de mi armario aceptando que habrá prendas que ni sacaré de la maleta. Mi preferencia por viajar liviano (lease: con el equipaje de mano) me impide esta solución. Al final de cuentas hay otros cacharros igual o más importante que también necesitan su espacio en mi maleta: el portátil, el móvil, mis zapatillas de correr, mi kindle, un bloque de notas y un boli, y mis lentillas / mis gafas. Añadiendo a esta lista el pasaporte y el monedero y ya tengo la lista de lo imprescindible. Todo lo demás, teóricamente, lo podría comprar.
Las ventajas del equipaje de mano
Reducir tu equipaje a una maleta requiere un poco más de trabajo antes de salir de casa, pero una vez empezado el viaje tiene solo ventajas: te toca una cola menos en el aeropuerto, estás entre los primeros que salen del terminal de destino, si sientes agujetas será de alguna actividad divertida en vez del peso de maletas mal movidas, tienes tu equipaje controlado en todo momento (y así no acabará en Kuala Lumpur por equivocación). Ahorras tiempo, preocupación, sudor y sobre todo: estrés.
En otros países también utilizan champú
Vayas donde vayas, existirá la posibilidad de comprar champú, crema solar y un bikini (por si se te rompe el de siempre). Por lo tanto no hace falta que lleves provisiones y por-si-acasos más allá de lo que hace durante los primeros dos días. Aún cuando sales de tu país (o de tu continente) verás que la globalización también ha llegado a la estantería de champús y de vestidos de playa. Así que no te preocupes, si realmente te olvidas de algo tan imprescindible como el desodorante, encontrarás una solución local.
¿Te fijas en lo que lleva la de la sombrilla de al lado?
Imagínate un momento de que sí te fijas con lujo y detalle en lo que lleva la señora al lado de tu tumbona en la playa. Te has dado cuenta de que hace tres días lleva el mismo bikini y encima ha llegado con el mismo vestido de playa. ¿Y qué? ¿Te das cuenta de la magnitud de tu descubrimiento? Exacto, tiene cero repercusión sobre tu vida y la de tal vecina de tumbona. Y lo mismo pasa contigo: especialmente durante las vacaciones tienes permiso de repetir falda, camiseta y zapatos tanto cuanto quieras. Estás de vacaciones, tu tarea es disfrutarlas como a ti te gusta. A nivel de vestimenta lo importante es que estés cómoda, nada más ni nada menos.
En tu maleta: colores y versatilidad
No hace falta que compres nada nuevo para este verano. Y sí realmente te hace falta algo, recuerda invertir en calidad para que no tengas que sufrir nuevamente en la próxima preparación de viaje: que sea ligero, fácil de limpiar, versátil y que el color combine contigo y con el resto de las prendas que llevarás. Si además puede ser sostenible (de una diseñadora de tu ciudad, de comercio justo o de telas ecológicas), todavía mejor. Y sobre todo: que te sientas bien con esta prenda. Porque si no te sientes como la dueña del mundo, no te la pondrás y ha estado pesando en tu equipaje para nada.
Por cierto, si tu itinerario incluye a lugares menos con climas más variables (Londres, o el país vasco por ejemplo), lo mejor que puedes hacer es acogerte al principio cebolla: prendas finas que combinan entre sí y que se puedan poner en diferentes capas. Así estarás a salvo de cualquier cambio de temperaturas.
Cómo ejemplo os dejo la selección de Maria, recomiendo que visitáis su blog para ver las combinaciones posibles con esta selección.
¿Cómo viajarás este verano? ¿Te atreves limitarte a la maleta de mano?