Revista Cultura y Ocio

Que nadie duerma

Publicado el 27 febrero 2019 por Imosver

La última obra de Juan Millas, Que nadie duerma, es una lectura que definitivamente puede atraerte o generarte un total rechazo, pero quizás consiga que sientas ambas a la vez. Lo que cualquier lector debe reconocer es el excelente trabajo narrativo del autor.

Que nadie duerma
Cargado del recurso de la descripción para transmitir las sensaciones de la protagonistas, sin resultar pesado y aportando información necesaria para entender la psicología del personaje. En cuanto a la lectura se refiere, es una novela con buen ritmo, lo que le otorga fluidez a la misma y a nivel literario, es una pieza que se termina apreciando.

La historia se puede considerar original, pero las distintas historias secundarias que se plasman en sus páginas, terminan resultando surrealistas. Sin embargo, los puntos de giros en la trama, consiguen enganchar la lectura mientras se continúa descubriendo la evolución de la protagonista.

La banda sonora de la protagonista, la otorga la música de la ópera de Puccini Turandot. Es un elemento que trasciende la afición y pasión que vive Lucía. Ella es un ser humano con cierto desequilibrio, el cual será aprovechado por los personajes secundarios.

Una novela de dos planos, en la que se atraviesa la realidad por la ficción y lo imaginario, como esos sucesos de nuestras vidas en los que inicialmente fueron sueño para terminar en realidad; en pasajes que no tenemos la certeza de saber si son reales o inventados. Una lectura para toda persona que disfrute el sumergirse en propuestas diferentes.

El día en que Lucía pierde su empleo como programadora informática es también el día  en que su vida va a dar un giro definitivo, tal vez por una sucesión de casualidades o tal vez porque ese era el destino que le estaba esperando desde su décimo cumpleaños. Como si de un algoritmo se tratara, Lucía establece los siguientes principios sobre los que basará su existencia futura: va a dedicarse a ser taxista; recorrerá las calles de Madrid -o tal vez Pekín- al volante de su taxi mientras espera pacientemente la ocasión de llevar en él a su vecino desaparecido, del que se ha enamorado, y todos los acontecimientos importantes para ella tendrán como banda sonora, a partir de ese momento, la ópera de Puccini Turandot, de la que se siente protagonista. Lo cotidiano y lo extraordinario se entremezclan en esta  novela de amor y terror protagonizada por un personaje femenino inolvidable. En ella están presentes todas las claves del universo narrativo de Millás: la ironía, el desdoblamiento del yo, las distintas facetas que componen la realidad, la soledad y la constatación de una verdad inmutable, la de que el espejo en el que miramos nuestras vidas nos devuelve, indefectiblemente, una perspectiva insólita ante la que solo cabe el más puro de los asombros.


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