La semana pasada escribía un relato con el que participo en un concurso de Expocoaching: La Sombra de mi Aceptación. Lo empecé a escribir un poco a ciegas, por el mero impulso de escribir algo, esa necesidad que me sobreviene de vez en cuando para expresarme y compartir con el mundo mis sentimientos más profundos.
En realidad, mientras lo escribía no era consciente del tema, hasta que terminé y lo vi claro. Estaba hablando de mi sistema, del lugar que ocupo en mi sistema familiar y cómo he ido trasladando ese lugar no del todo adecuado a otros ambientes de mi vida: laboral, social, incluso afectivo.
Descubrí el Coaching Sistémico hace un par de semanas en un módulo de mi curso. Sistémico… suena serio y algo teórico, pero en realidad es lo más vivo que existe. El pensamiento sistémico ayuda a conectarnos con los demás, con los miembros de un sistema, en vez de desvincularnos de todo y sentirnos como seres aislados. Pero no solo hablamos de nosotros mismos como personas, sino también se trata de conectarnos con todos los elementos de un sistema: el medio ambiente, la tecnología, el problema o el obstáculo que tenemos, nuestro objetivo, nuestros recursos, materiales o intangibles… En realidad todo son conexiones, muchas de ellas invisibles, algunas que no llegaremos a conocer o no somos capaces de ver, pero gracias al Coaching podremos empezar a desvelar algunas de ellas.
¿Y qué se entiende por Sistema? Pues ni más ni menos que un conjunto de elementos interconectados. De modo que si uno cambia de sitio, cambia todo lo demás. El sistema puede ser familiar, laboral, social, nuestro propio cuerpo es un sistema cuasi perfecto, la Tierra es otro sistema donde cada miembro, cada animal, planta bacteria, piedra tiene su función y hace que el sistema en su totalidad funcione.
Pero lo más potente en esto del Coaching Sistémico es descubrir el patrón, ese patrón muchas veces invisible que se repite en el tiempo, que es el leitmotive de lo que nos pasa una y otra vez, esa clave que no percibimos pero que da sentido a ese sistema al que pertenecemos. Y es que todos los sistemas, incluso los más enfermos, tienden al equilibro. El cuerpo mismo en sí es un sistema: con sus órganos, sus nervios, sus hormonas, sus células… por eso cuando el cuerpo enferma es que en realidad está buscando desesperadamente restablecer el equilibrio perdido. La enfermedad es en realidad una lucha del sistema por sobrevivir.
De un modo similar la familia es un sistema que también busca sanarse, encontrar su equilibrio. Y además es el sistema con más peso, pues todos partimos de un sistema familiar (incluso si no conocemos a nuestros padres), ocupamos un lugar, y cuando ese lugar que ocupamos no nos corresponde, es entonces cuando el sistema comienza a enfermar y a buscar el equilibrio por algún lado.
Además ese lugar familiar que ocupamos muchas veces lo trasladamos a otros sistemas como el laboral o social. Así, si no hemos recibido suficiente afecto en nuestra familia, podemos tratar de buscarlo en nuestra pareja, por poner un ejemplo. Y esto lógicamente muy sano no es. Estamos tratando de resolver una dificultad en un ámbito que no es donde se encuentra el problema. Lo ideal sería analizar todos nuestros sistemas y ver de dónde parte esta situación no resuelta en primer lugar o encontrar esa relación o ese patrón de comportamiento que nos dará la clave de dónde está el problema.
Constelaciones familiares, Biodescodificación, Árbol Transgeneracional… todo esto va un poco en línea, aunque utilicen técnicas muy diferentes del coaching. El coaching sistémico busca encontrar soluciones desde una visión más global, más profunda, viendo las relaciones entre elementos y/o sistemas más importantes, tratando de encontrar puntos de visión hasta ahora no vistos, algunos sorprendentes, y utiliza para ello preguntas paradójicas y circulares para que empecemos a ver las cosas de forma diferente.
Y es que muchas veces el problema está precisamente en aquello que rechazamos. Si rechazo a un familiar o trato de negar una parte de mí, esa persona o esa parte mía será la que me cree problemas. Lo que rechazas, vincula. Muchas veces el problema viene de la familia y la familia es un sistema de aceptación. Si no nos han aceptado en nuestra familia, si hemos ocupado un lugar que no era nuestro, si hemos actuado como padres o madres de nuestros padres o hermanos o siendo hermanos mayores no fuimos tenidos en cuenta como tales… es probable que ese lugar incorrecto nos acompañe durante toda nuestra vida hasta que no tomemos conciencia de ello y dejemos de rechazar esa parte nuestra que lo único que busca es encontrar su lugar.
Así, esa Sombra mía de la que hablaba en ese relato de Expocoaching no era otra cosa que una necesidad inmensa de ser aceptada por mi familia, pero que yo había estado buscando en otros ámbitos de mi vida: trabajo, relaciones de pareja, autorrealización. Sólo dándome cuenta de que esa Sombra no tiene sentido alguno en esos otros entornos, puedo dejarla ir.
La eterna pregunta de “¿por qué me pongo nerviosa hablando en público?” sólo tiene una respuesta: porque buscas que te acepten completamente, buscas que te quieran incondicionalmente, pretendes demostrarles que eres perfecta, maravillosa, necesitas su aprobación y su admiración y aun así sientes que no estás a la altura. ¿No es esto lo que todos buscamos en el seno familiar? ¿Aceptación incondicional, aprobación, valoración?
El Coaching Sistémico ayuda en este campo. Ayuda a relacionar conceptos, problemas, une diferentes sistemas y los pone delante de nosotros, proponiéndonos diversos ángulos de visión. Y además lo hace de la forma menos convencional, utilizando nuestra parte menos racional, menos consciente: imágenes, figuras abstractas, cartulinas, post-it. Nos hace levantarnos de nuestra cómoda silla y propone que nos movamos, que sintamos cómo fluye el sistema, cómo nuestros pensamientos y sentimientos van cambiando conforme vamos adquiriendo nuevos ángulos, nuevas visiones.
Yo lo he comprobado en mí misma y es mágico. Y lo mejor de todo: funciona. Si os interesa probar una sesión con figuras abstractas del Coaching Sistémico, estoy a punto de adquirir mi primera caja de herramientas y estaría encantada de estrenarla. Es una técnica muy potente, especialmente en temas de bloqueos, miedos o problemas de relaciones.
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