Hay una frase en el video de “Wear sunscreen” que dice “No te preocupes si a los 18 no sabes lo que quieres hacer en la vida. Algunas de las personas más interesantes que conozco, todavía no lo saben a los 30.” Me tranquiliza pensar que a lo mejor no soy la única persona que sigue buscando su norte en un mundo donde la mayoría aparenta tener su camino para las próximas décadas planificado.
Podrías hacer tantas cosas
En las últimas semanas he tenido muchas conversaciones con amigos y familiares sobre mis planes del futuro. La decisión de dejar Barcelona para probar una nueva ciudad en otro país (sin haber decidido qué ciudad o qué país será), dejó a más que uno atónito. Además el hecho de que estoy jugando y enseñando a jugar a poker, provocó todavía más criticas.
“Eres mucho más inteligente que esto.” “Podrías hacer tantas cosas.” “No crees que estás desperdiciando tus titulos universitarios con esta decisión?” “Deberías hacer algo más provechoso.” Pero nadie me puede decir que serían exactamente esas cosas ni lo que estoy desperdiciando, ni qué me resultaría más provechoso y que se supone que debería estar haciendo.
Arriesgándome a pequeña escala
He pasado las últimas tres semanas viajando de casino en casino para probar la vida de pokerina viajera. De paso he comprobado que se puede viajar con tan solo con el equipaje de mano. No me he cansado de casi siempre llevar el mismo vestido, ni me he arrepentido de haber llevado los zapatos de baile. Pero sobre todo: he experimentado con un formato de vida que siempre me ha hecho sentir curiosidad, pero que nunca tuve la oportunidad de probar.
Fue un éxito para mi motivación para correr, y he escrito todos los días, a pesar de compartir el espacio con dos otras personas. Me he desconectado de internet sin estar del todo ausente, me he inspirado en las cosas nuevas que he visto y he visto que sí puedo vivir con los cambios constantes que ofrece esta vida.
Quiero dejar una huella de felicidad
Así que sigo probando. En el fondo, sé lo que quiero. Quiero escribir, quiero tener la libertad de explicar mi mundo y ayudar a otros de conseguir su propio rincón de felicidad. El poker me da la oportunidad de tener un estilo de vida lo suficientemente independiente para que pueda combinarlo a la perfeccción con mi vida de escritora. Y es mucho más resistente a la crisis que cualquier emprendimiento que he empezado hasta el día de hoy.
Me gusta divulgar pequeñas ideas que contribuyen a aumentar la felicidad en este mundo. Y para ayudar a que se extienda la felicidad, primero tengo que ser feliz y estar en paz conmigo misma. Para inspirar a los demás, necesito estar inspirada. Y si de paso puedo mostrar que también se puede estar feliz sin encajar en el patrón de la normalidad, quizás todos podemos ganar un poquito.