Todos sabemos que Europa no vive un gran momento en lo referente a la economía y esto se refleja fielmente en el fútbol. Cesiones entre grandes equipos para salvar las altas fichas, fichajes a largo plazo para conseguir la carta de libertad o préstamos de dos o incluso tres años son fórmulas que evidencian la crisis actual en las arcas de los clubes. Hoy en día para fichar se va sobre seguro, evitando apuestas arriesgadas o grandes desembolsos. Es aquí donde entra el poder de los otros países, ligas exóticas de países en pleno desarrollo. Primero fueron los países árabes del petróleo como Dubai, después llegó la MLS americana y sus ansias de expansión, pero nunca habíamos estado ante un fenómeno tan sorprendente como el de la Superliga China.
La diferencia se encuentra en la importancia del momento. A diferencia de los emiratos, sultanatos o franquicias yankees, los chinos están fichando a jugadores en pleno auge de su carrera, y no veteranos de vuelta con ganas de amortizar el final de sus carreras. Ya no se trata de Anelka o Drogba, en buena parte debido al impulso gubernamental, que ha implantado el fútbol en las escuelas, y al contrato televisivo de más de 1.000 millones de la Superleague. Hay muchas nuevas fortunas en el país asiático y poseer un club es tendencia. Conseguir que la competición interese y las estrellas rindan como en Europa será otro cantar.
Concienciado en ese empeño, Liu Jun, propietario del Jiangsu Suning (9º el año pasado) ha tirado la pagoda por la ventana en este tiempo de fichajes. El equipo de Dan Petrescu ha pagado 50 millones por el codiciado delantero brasileño Aleix Teixeira, que andaba ansioso por dejar Ucrania y 28 por Ramires. Muy por encima de la inversión del todopoderoso Guangzhou Evergrande de Scolari, que de momento se queda en los 42 millones que ha costado Jackson Martínez. El Shanghái Shennua de Gregorio Manzano también se ha postulado en el mercado, pagando 13 millones por Fredy Guarín y los excesivos 12 por la incorporación de la estrella de la 2ª local Jinhao Bi. Sin olvidar el cambio de aires de Gervinho al Hebei, tasado en 18 millones o el traspaso local más caro de la historia, cifrado en 19 millones, por Elkeson.
Las cifras totales podrían llegar en este mercado a los 400 millones de euros, puesto que aún existe plazo hasta el 26 de febrero. Hay que tener en cuenta que la temporada comienza allí en primavera, por lo que ésta es su ventana de fichajes más importante. Aún así, no son pocos los que ven en este auge del fútbol chino una amenaza para el fútbol de nuestro continente. Sin ir más lejos, Arsene Wenger ya ha comentado que "China parece tener el poder financiero para trasladar todas las ligas de Europa allí". Sea fundado o no este temor, el tiempo dirá si se trata de un deseo pasajero oriental o si realmente nos tendremos que resignar a ver el jogo bonito en la televisión matinal. ¿Pesarán más los escudos que los billetes?
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