Revista Cultura y Ocio
Queridos Reyes Magos: este año mi carta será un poco más larga porque os pediré a vosotros todos los regalos.
Tengo mis motivos para no pedirle nada al gordo barbudo.
Cada año en Nochebuena, mientras mamá ultima la cena, Papá Noel llega con su flamante saco cargado de regalos y me ayuda a abrir los paquetes en mi cuarto. Ese momento sería perfecto si no fuera por la manera en que debo darle las gracias; cuando hemos terminado de abrirlos todos, me sienta sobre sus rodillas y desliza su mano bajo mi falda hurgando con sus rechonchos dedos bajo mis bragas; dice que es nuestro secreto, que no tiene nada de malo, que todas las niñas buenas lo hacen para mostrarle su agradecimiento, pero a mí no me gusta.
Además odio su perfume. Es mareante. Huele como el del tío Miguel, el hermano de la abuela que nos visita cada año en estas fechas.
Así pues, queridos magos, os prefiero a vosotros que no os dejáis ver y llenáis los zapatos de juguetes sin pedir nada a cambio.
Texto: Yolanda Nava Miguélez
Más relatos de Navidad aquí
Tengo mis motivos para no pedirle nada al gordo barbudo.
Cada año en Nochebuena, mientras mamá ultima la cena, Papá Noel llega con su flamante saco cargado de regalos y me ayuda a abrir los paquetes en mi cuarto. Ese momento sería perfecto si no fuera por la manera en que debo darle las gracias; cuando hemos terminado de abrirlos todos, me sienta sobre sus rodillas y desliza su mano bajo mi falda hurgando con sus rechonchos dedos bajo mis bragas; dice que es nuestro secreto, que no tiene nada de malo, que todas las niñas buenas lo hacen para mostrarle su agradecimiento, pero a mí no me gusta.
Además odio su perfume. Es mareante. Huele como el del tío Miguel, el hermano de la abuela que nos visita cada año en estas fechas.
Así pues, queridos magos, os prefiero a vosotros que no os dejáis ver y llenáis los zapatos de juguetes sin pedir nada a cambio.
Texto: Yolanda Nava Miguélez
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