Revista Cocina
A lo largo de este tiempo bloguero he visto a muchos colegas publicar recetas con queso halloumi y me picaba la curiosidad, no lo había probado y a mi, si me apetece probar algo, no paro hasta conseguirlo.
Pero resulta que en esta ocasión me encontré con este queso de la forma más curiosa, pues lo comimos en Estambul. Pero claro, había una razón.
Resulta que se trata de un queso chipriota y como todos sabéis Chipre es un escenario de conflicto entre Turquía y Grecia, por lo que no es raro que sus productos se consuman en Estambul
¿Y qué tiene de especial este queso?, pues…. el juego que da cocinando por una particularidad, su altísimo punto de fusión, ósea, ¡qué no se funde!. Es ideal para calentarlo a la plancha o para dorarlo al horno hasta conseguir un precioso color.
En Estambul suelen servirlo en brochetas con carne de cordero y vegetales como cebollas y pimientos.
A mi me gusta hacerlo a la plancha y luego trocearlo en una ensalada. Ahora bien, vale que el color es precioso y da mucho juego, pero no es que el sabor sea una maravilla. Se trata de un queso elaborado con una mezcla de leche de cabra, oveja e incluso vaca. Tiene color blanco y se conserva con suero.
Tiene un sabor salado y una textura prieta y a la vez, “gomosa” que no cambia al hacerlo a la plancha. Combina bien con menta fresca y tomate.
¿Y dónde lo podemos encontrar?, pues esa ha sido la mayor de las sorpresas, yo creía que se vendería en tiendas especializadas y no, yo al menos en Madrid no lo he encontrado ahí, ¡lo he comprado en Alcampo!.