Antiguamente las tartas saladas se elaboraban en las pastelerías especializadas de las grandes ciudades y no quedaba más remedio que hacer uso de estos comercios para degustarlas.
Hoy en día, gracias a las masas frescas (y congeladas) que venden en los supermercados, podemos darnos el gustazo de cocinar nuestras propias quiches, hojaldres, empanadas, cocas y pizzas sin ninguna dificultad.
Las posibilidades de relleno son infinitas y el olor en la cocina cuando se están horneando es un placer para todos.
Para 8 personas:
- 1 paquete de masa brisa fresca (yo usé la de Lidl)
- 1 calabacín
- 1 cebolleta
- 100 g de lomo embuchado en lonchas
- 200 g de queso manchego tierno
- 3 huevos
- 200 mL de nata líquida
- 100 mL de leche
- sal y pimienta
Se precalienta el horno con calor arriba y abajo a 170-180ºC. Esta vez, como el tiempo de horneado es prolongado no he horneado la masa en blanco (sin relleno).
Se desenrrolla la masa y se coloca en un molde circular, presionando suavemente con los dedos y recortando la masa sobrante de las paredes.
Se lava el calabacín y se corta en rodajas finas, sin pelar.
Se dispone por encima la cebolleta en aros y el lomo embuchado en rodajas:
Se cubre con el queso, cortado en lonchas. Se pone en el vaso de la batidora la nata, la leche, los 3 huevos y una pizca de sal y pimienta y se bate todo. Se vierte la mezcla en el molde relleno, con cuidado.
Se introduce en el horno caliente y se hornea durante 45 minutos. En os últimos 15 minutos, si es necesario, se cubre con un papel de aluminio para que no se queme la superficie.
Se degusta caliente o fría, como se prefiera.